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Raúl Perrone, un acercamiento a su potencia creativa

por Carlos Rgó.

 

En P3ND3JO5 [que debe leerse “pendejos, pero entenderse “inmadurones”, casi como I vitelloni de Fellini, 1953. N. del E.], una película de 157 minutos, Raúl Perrone demuestra una vocación artística que proviene de una trayectoria como dibujante y una pulsión creativa que lo llevó a realizar películas desde adolescente. Construir ficciones, su ambición de contar historias y escribir imágenes con la cámara, hacen de Raúl Perrone un incansable y un apasionado de la cinematografía argentina. En el año 2013, esta película se estrena en festivales, recorre ciudades y recibe premios, a diferencia de Perrone que viaja poco y cada vez menos de su natal Ituzaingó. Para Raúl, la actividad creativa está en consonancia con su modo de vivir: cranear guiones por meses, que luego se convierten en imágenes en movimiento y en acontecimientos que al salir con una cámara a las calles, cobran forma, hasta llegar a la sala de edición.

Sus películas, que pueden ser filmadas en pocos días ─como sucedió con Labios de churrasco (1994), que fue filmada en tres días, o la misma P3ND3JO5 (2013), filmada en seis─, terminan por ser un trabajo de meses. Perrone no usa guiones ni storyboard, tampoco es un improvisado, es “una artista que no busca: encuentra” como dictó Picasso alguna vez al referirse a su labor como pintor. Perrone encuentra en las calles de Ituzaingó su iconografía personal.

P3ND3JO5, película que exhibirá FICUNAM en su sección Trazos, muestra a unos adolescentes y sus inconvenientes con la sociedad: son jóvenes que patinan, que giran una y otra vez para vencer al tiempo y demostrar que las horas también tienen movimiento. Giros, simetrías, claroscuros y enamoramientos que seducen hasta lo religioso están unidos a la cumbiópera[1] ─una combinación de Puccini, Händel, dub, electro y cumbia─ que Perrone se encarga de pilotear en tres actos y una coda.

Entre esperas y humo, una cámara sigue el camino de personajes solitarios. El espectador ávido de imágenes puede reconocer un homenaje al cine silente: quita el papel principal a la voz y deja los diálogos en intertítulos. P3ND3JO5 está construida entre silencios y objetos que parecen no estar activos en el film, pero sí para el receptor, como sucede con una pistola que aparece en el primer acto y que escuchamos activarse, pero que no vuelve a mostrarse hasta la coda, donde surge como leitmotiv de los hechos que ocurren en el desenlace.

Los personajes se deslizan entre calles que forman ciudades, las voces se desvanecen entre fragmentos de música: “¿Qué haces?”, se escucha que cuestionan al pendejo que, quizá, sugiere nuestra condición de tiempo y no de esencia. Nubes, humo, skaters, fantasmas, movimientos lentos que distorsionan la mirada (“Yo voy en la búsqueda de poesía y belleza para tratar de contar los verdaderos dramas de estos pibes”, dice Perrone).[2] Lo bello, dice Hegel ─un alemán que parecía encantado por el movimiento de un búmeran como modelo filosófico─, es una acción que estimula en nosotros la vitalidad en sus tres formas: sensibilidad, inteligencia y voluntad. Y produce, por la conciencia de esta estimulación, placer. ¿Hay placer en 157 minutos de una apuesta de Perrone por salir de sus propios límites? La respuesta está en la mirada del espectador que, sin ser indiferente, acude al silencio que Perrone construye en la pantalla: “Amo el silencio, el clima, contar en imágenes, volver al principio, la libertad de poder jugar a hacer películas: de eso se trata P3ND3J05”.[3]

Perrone, con audacia, utiliza el formato 4:3 ─que encuadrada la pantalla rectangular─, el cierre en iris y una cita de La pasión de Juana de Arco, de Carl T. Dreyer, para ilustrar su reencuentro con la virginidad del cinematógrafo.

 

El lenguaje de Perrone es un sol en la calle que no quema todo lo que ilumina, sólo colorea de gris y negro la vida de los personajes, con sonidos abstractos como en Begotten (Merhige, 1990), skaters a ritmo de Paranoid Park (Van Sant, 2007), fantasmas a la manera de Rulfo, utopías a la Foucault, o encuadres como postales religiosas en memoria de La pasión de Juana de Arco (Dreyer, 1928).

La película de Perrone enfatiza el valor del rito audiovisual y no subraya el desenlace narrativo. Todo podría continuar ─como los skaters─ dando giros, provocando simetrías. En un homenaje al cine de principios del siglo XX, el lenguaje de la voz guarda silencio, la imagen se desnuda, y aquello que la mirada ─el acto más solitario de todos─ percibe es la evidencia de un autor que no intelectualiza su obra, la sueña: hace justicia al entramado inconsciente que vive en él y en la proyección comunicante de su trabajo visual. El director argentino se enorgullece de abandonar su obra, para ofrendarla a los espectadores en un puente de vibración emotiva que impulsa al espectador a crear su propia ficción dentro de una ficción.

 

La calle

La calle es la imagen que acompaña los sentimientos de orfandad y alejamiento que reina en los personajes, como espacio representativo de los intereses de distintos modos de vida ─dealers, adolescentes o policías─ las calles sostienen la miseria y la marginalidad de vidas comunes en continuo ciclo de vida y muerte inútil, nada cambia, poco conmueve.

Perrone se encarga de poner voz a jóvenes que no pueden hablar. La ciudad ─el barrio, los antros, los parques y la feria─ como lugar de enajenación o amenaza: protege la idea de orfandad que los adolescentes representan. Foucault en “Espacios otros” decía que hay lugares que tienen una relación con todos los demás espacios, que neutralizan o invierten el conjunto de relaciones que se hallan por ellos designadas o reflejadas. Hay un tipo de emplazamiento[4] que son las utopías, lugares sin lugar real, los espacios donde la sociedad se ve realizada, espacios esencialmente irreales. En la ficción de Perrone, la ciudad es un tipo de emplazamiento heterotópico donde los personajes realizan sus experiencias.

Hay un detalle: en el parque, donde patinan los jóvenes en el tercer acto, al fondo, aparece un carrusel, que sugiere una relación con los espacios visibles ─un tipo de utopía dentro de la heterotopía, el parque─, e invita a pensar el movimiento circular, el juego y lo fugaz. El carrusel, que es parte de una feria, corresponde a un tipo de heterotopía crónica, diría Foucault, porque está vinculada a lo pasajero y efímero. Las ferias son espacios en movimiento que, en un sentido estricto, no permanecen y cambian de sitio de manera constante; como los pibes, los pendejos, giran, patinan, se enamoran y mueren en un ciclo natural y lúdico.

 

La muerte

La muerte se abre paso entre grietas de identidades rotas, en medio de una convivencia familiar desconocida, se unen las piezas de un rompecabezas con intertítulos mezclados con el sonido ambiente y una cumbiópera: el montaje.

El montaje es una evocación del recuerdo de fantasmas que habitan las ciudades y de una especie de liberación ─bajo un cielo siempre nublado y donde todo es presente─ de diálogos sordos, “como un sordo que oye mucho; y otro que oye el silencio”.[5] Se dice que aquellos que saben escuchar las palabras del otro, son los que nunca hablan, como en “Luvina”, cuento de Juan Rulfo, donde el interlocutor permanece callado durante toda la narración.[6] En P3ND3JO5, la muerte escucha el andar de los personajes y aparece, sólo al final, para recuperar el inicio y mantenerlo en movimiento. En un ciclo de vida y muerte.

En 1998, cuando Perrone escribió su decálogo para filmar, tenía dos películas, en 2012, cuando lo actualizó, llevaba más de treinta: “Si he traicionado ese decálogo es para mejorar”. El laburar de Perrone se ha convertido en algo más íntimo, que le hace mantener la cordura y respirar el cine. Con jóvenes que asisten asiduos a sus talleres y una crítica que elogia tanto como aborrece su filmografía, Raúl Perrone responde a la potencia creativa que justifica su obra: “Estaba destinado a formar una tribu con mis películas. A que me siguieran cual estrella de rock”.[7]

Con Buenos Aires-Esquina (1990) -donde aparece Andrés Calamaro-, la trilogía Labios de Churrasco (1994), Graciadió (1997) -donde aparece Adrián Dárgelos, vocalista de los Babasónicos- y 5 pal peso (1998) o Bonus Track (2009), Perrone obra una referencia importante para el cine que se hace con pasión y trabajo; y como si fuera un extraño en el paraíso -la película de Jim Jarmusch, iniciática para la formación del bonaerense-, Perrone trabaja sus sueños y los actualiza.

 

11.02.14


[1] Banda sonora original que combina ópera, cumbia y dub compuesta por Nomenombres Wey, una poderosa mezcla de sonidos urbanos, que parten de un proyecto que viene desde Colombia Fest, fiesta de cumbia electrónica de gran convocatoria en Buenos Aires, Dj Negro Dub y Che Cumbe, todos con la propuesta de llevar el género de la cumbia a los públicos más diversos (Consultado en: , en enero de 2014).

[2] Télam, “Raúl Perrone explora los dramas adolescentes en  \’P3nd3jo5\’", disponible en

<http://www.telam.com.ar/accesible/notas/201309/31021-raul-perrone-explora-los-dramas-adolescentes-en-p3nd3jo5.html>, consultado en febrero de 2014.

[3] Cinestel, “Raúl Perrone relata la vida de los adolescentes pendejos sin rumbo en la vida”, disponible en <https://www.cinestel.com/p3nd3j05-15-bafici-2013-raul-perrone/>,consultado en febrero de 2014.

[4] Los emplazamientos se definen por las relaciones de vecindad entre puntos o elementos; como especies de árboles, series o entretejidos. Michel Foucault, “Espacios otros”, trad. Marie Lourties, Versión, núm, .9, abril de 1999, (conferencia pronunciada en el Círculo de Estudios Arquitectónicos, el 14 de marzo de 1967), p.18.

[5] Jorge Aguilar Mora, “Yo también soy hijo de Pedro Páramo”, La sombra del tiempo/ Ensayos sobre Octavio Paz y Juan Rulfo, Siglo xxi, México, 2010, p. 83.

[6] Ibíd, p.4.

[7] Luis Ramos, “Entrevista con Raúl Perrone: filmo para no enloquecer”, disponible en: <http://www.cinencuentro.com/2011/06/20/entrevista-raul-perrone/>, consultado en enero de 2014.

Carlos Rgo


@Rgock

Con estudios en Letras Hispánicas y Filosofía, se interesa por las artes plásticas y el cine. Actualmente escribe una tesis sobre literatura mexicana del siglo XX y cursa un seminario sobre teoría y crítica para abordar la imagen y las prácticas fotográficas.

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