por Marco Aurelio Del Mezcal
La película basada en la famosa novela gráfica, creada e ilustrada por el autor norteamericano de culto, Frank Miller -—y co-escrita por Lynn Varley-—, es una adaptación más para la lista de historietas que han sido llevadas a la pantalla como lo fue Sin City (2005), del cómic homónimo, o Batman inicia (2005), basada en gran parte de la también novela gráfica Batman: Año Uno.
La adaptación de 300 (Zack Snyder, 2006) tiene un toque especial, está hermanada con los anteriores mencionados gracias a la violencia explícita, pero se distingue de ellas por el hecho de que es la interpretación en cómic de un episodio de la historia griega. Se puede decir que es una forma de dar a luz una "leyenda pop" con base en el suceso histórico fundacional.
El argumento, tanto del cómic como del filme, se desarrolla en las llamadas Guerras Médicas, dónde el rey Leónidas (interpretado por Gerard Butler), soberano de la ciudad-estado de -Esparta -—mejor conocida como Lacedemonia-— defendió y detuvo el avance del ejército de Jerjes (antagónico encarnado por el brasileño Rodrigo Santoro), emperador divinizado de la gran Persia. Este capítulo de la historia es conocido como "La defensa de las Termópilas", lugar en el que, con aproximadamente 300 guerreros espartanos, se dio batalla al inmenso ejército persa frenando así su paso y conquista. Según nos relata la historia, dicha contienda provocó la unificación de las ciudades griegas, las cuales tomarían una sola bandera en defensa de los persas, importante logro gracias a un acto tan suicida como heróico.
Aparentemente el filme del estadounidense Zack Snyder acarrea los mismos pros y contras que tuvo en su tiempo la novela gráfica. A ésta última se le criticó por su falta de consistencia histórica, elemento que también padece 300. En la película no parece darse un trabajo de investigación o de ciertas precisiones históricas, lo que es de suponer gracias a la intención comercial que trae consigo. Sin embargo debemos tomar en cuenta el hecho de que el cine no es la realidad, en tanto que se le entiende como un punto y a parte que no debería estar atado a ella; pero sí es imperativo que cumpla con tener un alto grado de verosimilitud, lo cual logra.
No obstante la película cumple consigo misma como obra estética, por no tener más pretensión que contar una historia interesante y de forma atractiva (si lo queremos ver así), parece alejarse aún más de ciertas precisiones con el hecho de que se le han agregado valores y "formas” que poco tienen que ver con un modelo de la Grecia antigua, aunque sí mantiene la idea del espartano como un guerrero por naturaleza. Así nos muestra el carácter de los protagonistas con la larga pero excelente introducción, en la cual vemos el proceso por el que todo ser nacido en Esparta tiene que pasar, desde la aprobación o desecho de la criatura al nacer, hasta su inclusión a la ciudadanía y a la edad adulta después de pasar su prueba de fuego (sólo en el bosque), sumado a que hay una buena reproducción de la manera de luchar: la formación en falánge.
Por otro lado, la película recoge bien el elemento dramático del soporte original en el que se basa y me parece, es uno de los puntos más interesantes de todo 300. La situación que provoca la traición, que más tarde llevará a la masacre final de la historia, es la selección que se hace a los nacidos en Esparta. Como buena tragedia clásica, la villanía y la heroicidad siempre van de la mano con la monstruosidad y la perfección física respectivamente. La felonía se desata, sí con un rechazo inicial, sí con una propuesta de Jerjes a Efialtes (Andrew Tiernan), quien finalmente accede a darle una ventaja a los persas, pero más allá de esto, es el sino con el que carga de inicio el traidor, lo que permite la aparente derrota de Leónidas: la desproporción es simplemente la representación de la mezquindad y la deformidad internas del personaje. No por nada, el significado etimológico de Efialtes (según wikipedia) es "pesadilla".
Sin embargo ideas como “democracia”, “libertad” o “igualdad”, a la manera contemporánea, son símbolos bastante forzados en la cinta. Se trata pues de conceptos muy alejados de la realidad griega, siendo que las ciudades-estado estaban constituidas por una sociedad esclavista sin ninguna clase de prejuicios o remordimientos por ello; éstos aparecen más como reflejos del inconsciente de los creadores del filme y de la influencia de su propia sociedad, o incluso se pueden entender como una simple justificación de la misma. La película carga con una dosis de moral muy norteamericana, ya que son los vicios vistos desde una cristiandad protestante, los deseos (desproporcionados) que se le colocan al medio oriente y los placeres, los que terminan ganándose la traición de Efialtes.
Otra cuestión posiblemente criticable es que los realizadores que se han dado a la tarea de adaptar una obra de Frank Miller, como lo han sido hasta ahora Snyder y Robert Rodriguez (Nolan escapó un poco), todavía le temen a la figura de culto, aún dudan ante la in-fidelidad que puedan tener con la obra original; en aquel momento no se vió una propuesta visual que no estuviera apegada a las novelas gráficas. Tanto en 300 como en Sin City se tomó la decisión de serle fiel al cómic y casi calcar la imagen de las viñetas a los fotogramas de la película; previo a tener The Spirit (del mismísimo Miller detrás de la cámara, 2008) o Watchmen (Snyder, 2009), poco estilo propio se podía apreciar, pero hoy con todo un boom de adaptaciones estilizadas sobre superhéroes, se podría hablar del inicio de una tendencia.
Con todo, el acierto lo vemos en aquel juego de imagen (hecho por Larry Fong, cinefotógrafo de cabecera de Snyder) que apantalla. La que no podemos llamar "cinta" se aprovecha muy bien de los medios digitales (que tan satanizados estaban todavía en la década pasada) para dar el color y la profundidad deseados, por supuesto para mantener una enorme cercanía a la textura de la historieta. Lo genial viene con la cámara de Fong. Si bien tenemos a un narrador que pone tono a la pleícula, serán los emocionales dolly in y dolly back los que nos metan en las preocupaciones de Leónidas y sus guerreros, los close up otorgan carácter a una fotografía en sepia que a parte de regodearse en las batallas, da importancia fundamental a los rostros.También inteligente es leitmotiv de la pequeña caverna desde donde se defenderá, tanto el joven Leónidas de su prueba final contra el lobo, como ya siendo rey, defendiendo a su pueblo del ejercito del emperador Jerjes. Como último logro importante que me gustaría mencionar, es que los actores no son simples repetidores de diálogos: para ser un filme de epopeya, todos los actores sí se están creyendo sus personajes, cosa que se agradece a la hora de ver una película de este corte.
Claro, 300 no es la gran maravilla de la primer década del XXI, pero vale la pena tomarse un tiempo para verla y pensar qué se está reflejando en ella. Sí tiene una propuesta totalmente comercial, de eso no hay duda, pero también hay que verla como parte del proceso de un realizador, Snyder, que se formaba quizá como autor, y nunca olvidar el verla como una postura política que los Estados Unidos tienen para con el medio oriente.
27.02.14