por Omar Villaseñor Zayas
Este 14 de septiembre se cumplen 46 años del linchamiento ocurrido en San Miguel Canoa, en Puebla. A raíz de estos acontecimientos, en el año de 1976, Felipe Cazals dirige la cinta que lleva por título simplemente Canoa. Es importante señalar que la cinta ganó el Ariel a mejor película y mejor dirección, entre otros 5 galardones más. Además obtuvo el Oso de Plata, en Berlín.
Para Cazals, esta obra forma parte de una trilogía de cintas oscuramente realistas que dirigió, la cuales tienen como finalidad dejar de mostrar un México ilusorio: El apando (1976) y Las Poquianchis (1976), que tenían como primicia ser reflejo de hechos reales y trágicos.
La cinta, que es contada a manera de “falso documental", inicia con la llamada de un reportero a su redactor, quien comenta la tragedia para ser colocada en las rotativas. A partir de un narrador se continúa con un semblante del lugar y por medio de entrevistas a “lugareños” nos muestra a grosso modo la geografía y población de San Miguel Canoa. La dramatización de los hechos sigue con las víctimas como protagonistas, desde la preparación del grupo excursionista con destino a la Malinche, hasta su llegada al pueblo y el desenlace fatal.
Yendo a los hechos, Cazals de la mano de su guionista, Tomás Pérez Turrent, logra retratar a una comunidad poblana sumergida en el rezago económico y educativo; una población caracterizada por la ignorancia y el fanatismo religioso. Todo esto siempre, ofreciendo inteligentemente un contexto social, entiéndase la oleada “comunista” latinoamericana, con sus revoluciones y guerrillas.
Pero el hecho que desencadena todo –principalmente la paranoia– es el movimiento estudiantil del 68, liderado por estudiantes de la UNAM y el IPN. De esta manera, y principalmente con el presunto sacrilegio cometido a la patria y a la iglesia en el zócalo capitalino con el izamiento de la bandera rojinegra y el estruendo de las campanas de catedral, el 27 de agosto del mismo año, se desembocará en una marejada de ignorancia.
Este hecho produjo una psicosis colectiva, de incertidumbre y de miedo, a partir del perverso manejo de la información por parte de los medios de comunicación de la época, claramente tendenciosos y sobornados por el gobierno del presidente Díaz Ordaz.
…al final Canoa se convirtió en un “Fuenteovejuna maldito” que sigue cargando con su cruz, y que no fue más que víctima y resultado de una serie de acontecimientos sociales de escala internacional; de un movimiento que cimbró al país entero y que terminó de igual manera, con gritos, sangre e impunidad. No fue más que la esquirla de un bombazo que cegó sitios insospechados. Una lección de que los movimientos sociales, económicos, políticos que acontecen a nivel internacional, pero repercuten a nivel local.
La cinta de Cazals, más allá de ser una película importante para la filmografía mexicana, es un retrato histórico que invita a leer entre líneas cualquier acontecimiento, así como a poner a debate el impacto de los sucesos sociales.
14.09.14