por Fernando Gómez
Con motivo de los 50 años de esta aventura musical/cómica que incluía a uno, si no es que el mayor, fenómeno musical del siglo XX, The Beatles, se da el reestreno de este filme que podemos ver en AMBULANTE 2015. Qué noche la de aquel día (Lester, 1964).
Como alguien adentrado en la música, esta película logra tres cosas: primero, Emoción, ya que durante todo el metraje una sonrisa se asoma irremediablemente; segundo, sentirse acompañado entre la cofradía de los colegas, y tercero, creer que durante ese camino se legitima, como en ningún otro lugar, la búsqueda por chicas bonitas. Así es, sin más, lo expuesto por la cinta.
De argumento bien simple, el filme comienza cuando John Lennon, Paul Mccartney, George Harrison y Ringo Starr, se preparan para ir de viaje desde Liverpool hacia Londres, y tocar en un importante show. ¡Claro! esto no hubiese sido sencillo de no haber sido unos jóvenes rockeros en la década de los sesenta y además, británicos. Ellos serán custodiados por la presencia del abuelo de Paul, un viejo cizañas (pero eso sí, muy aseado); su representante, un tipo acomplejado por su tamaño, y su asistente, el gigante tonto de la película.
Filmada con un estilo de falso documental (quizá la abuela del mockumentary), la película abre con una secuencia épica y tal vez típica para el cuarteto de Liverpool: el de ser perseguidos por una horda de fans descontroladas. El encuadre, secuencias y montaje pareciese que innovaron gracias a la agudeza de su director, Richard Lester (con quién repetirían para la no menos surrealista Help).
La música, acompañándonos durante toda la aventura, acrecenta al ya de por sí ameno caramelito prelisérgico. No nos atascan con sus canciones, todas llevan muy bien su tiempo y espacio; todas y cada una son, evidentemente, clásicos consumados.
Es refrescante observar el carisma que destilan cada uno de los Beatles. Se nos muestra el convivir de aquellos chicos, el cómo se burlaban específicamente de la nariz de Ringo, la rebeldía de Lennon, un Paul siempre seductor y al solemne Harrison, al que todos parecían respetar. Esto deja aun así en claro que ellos están todos para uno y uno para todos como si se tratase de mosqueteros, en ese bonito e ingenuo momento bitleniano, ninguno se encontraba por encima de otro... todavía.
Seas fan o no de su música la recomendación está ahí, ya que es una película esencial, de hecho, según la pretensión de los obsecados enlistadores. A hard day's night está catalogada como una de las mejores 100 películas de todos los tiempos. Imperdible verla en pantalla grande, aunque sea una enésima vez.
29.01.15