por Jazmín Bonilla
La influencia que ha tenido el director de cine checo, Jan Å vankmajer, sobre algunos creadores de animación o stop motion, es indudable. A sólo un año de que se estrenara el primer largometraje de este creador surrealista —NÄ›co z Alenky (1988)—, Stephen y Timothy Quay, mejor conocidos como los Hermanos Quay, en colaboración con Keith Griffiths, dieron a conocer su séptimo cortometraje —homenajeando al artista plástico, poeta y director— que nombraron The Cabinet of Jan Å vankmajer.
Una habitación llena de tonos grisáceos, líneas blancas y negras. Los muros son pequeños cajones alineados, en medio una especie de caballete de madera y el suelo adornado con líneas onduladas. Destellos o ilusiones ópticas; Lautréamont, Poe, Kafka, Rudolf II, Lewis Carroll, Breton y Arcimboldo, son nombres que se pueden leer en los lomos de algunos libros.
La música está a cargo de ZdenÄ›k LiÅ¡ka, que también trabajó con Jan en Et Cetera (1966) y Jabberwocky (1971), entre otros. El cortometraje se divide en nueve capítulos, una suerte de lecciones acerca de la teoría y práctica de las técnicas de percepción en la obra de Å vankmajer. El tema es la representación, la importancia y la transformación de los objetos; la simbiosis de los actores y las figuras inanimadas.
El retrato del mismo Å vankmajer, Možnosti dialogu (1983), aparece justo detrás de la envoltura de una película de 35mm. Un libro abierto insinúa ser su cabellera. Es un autómata. Unas pinzas de fierro oxidado simulan ser sus manos. Alfileres negros se mueven en grupo. Comienzan a desfilar los objetos predilectos de Jan: madera, cerillas, plumas, mapas de París y de Praga, cepillos de dientes, pintura de óleo en tubo y tijeras.
El apartado del visitante imprevisto —un muñeco premonitorio a NÄ›co z Alenky— muestra anuncios en luces neón; el morado, el verde y el anaranjado predominan. Jan toma entre sus manos la pintura de Rudolf II de Giuseppe Arcimboldo, la convierte en Verano (1573), después en Invierno (1573) y en Fuego (1566). Por último Rudolf II se vuelve a tonalidades negruzcas acompañado de acercamientos bruscos de cámara.
Prevalece en todo momento la extraña combinación de técnicas específicamente cinematográficas, el poder extraordinario de la cámara para aparentar extraña alguna situación, la influencia del surrealismo (Karel Teige) y el papel fundamental de la sátira y el humor.
La referencias a los primeros cortometrajes de Å vankmajer están distribuidas en los casi 14 minutos del cortometraje: la caja de trucos, la silla pequeña, las hierbas y frutos secos, los huesos de animales, los libros, el destapa corchos y algunas figuras de madera, al igual que la migración de las formas.
El robot automatizado encuentra un tipo de inspiración o iluminación en los objetos cotidianos, que no podrían mostrar su infinita genialidad si no estuvieran en manos de algún genio, las piedras, por ejemplo (Hra s kameny, 1965). Estos bosquejos pueden, a primera vista, parecer un poco imprevistos o alarmantes, sin embargo, la obra de los Hermanos Quay debe mirarse como una invitación a conocer el trabajo de uno de los directores más prolíficos de los últimos años.