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La vanidad de lo sagrado: Carlos Reygadas

por Leonardo Uribe


El cine de Reygadas peca de exceso de maquillaje en las escenas, cálculo excesivo de la belleza, violación salvaje del artificio que torna un cielo en galaxia, una piedra en componente de jardín edénico, un argumento corto en intrincados momentos “preciosistas” cuya densidad y extensión no son para cualquier espectador.


Íntima, tal vez la cinta más personal de Tarkovski, El Espejo (1975) cuenta la infancia del cineasta a partir de sueños y alucinaciones autobiográficas al ritmo de los poemas de su padre, Arseni Tarkovski. El cine como confesión y la búsqueda de la catarsis a través de la naturaleza, son componentes ya conocidos del cine poético que plantea el director ruso y que explota en dicho filme.

El tema de la relación del hombre con la naturaleza también es tópico frecuente en el cine del mexicano Carlos Reygadas. Estetiza la naturaleza, refleja en ella el drama humano, el conflicto del hombre consigo mismo. Panorámicas, travellings, trayectorias y demás movimientos de cámara que juegan con los paisajes, desempeñan un papel directo en sus cintas y establecen una relación dramática con el personaje que los observa, se mimetizan las emociones, la espiritualidad se despliega en búsqueda de la verdad profunda, la odisea a la introspección sacraliza el entorno y es cuando el argumento da giros transformando a los personajes, invitándolos a decidir, buscar y creer su propia naturaleza. Invitación con que inicia El espejo, en el diálogo casi onírico del doctor con Margarita Terekhova, la actriz que interpreta a la madre y a la exmujer del protagonista. La obra de Reygadas suele tener tintes tarkovskianos.

Aunque a veces etiquetadas con tufillos neorrealistas (por el constante rodaje en exteriores y el uso de actores no profesionales), las cintas del director mexicano, poseen la búsqueda de lo que Pasolini denominaba cine de poesía, el lenguaje de la realidad imaginada donde el tiempo cinematográfico se modula dramáticamente y construye un ritmo que tiene que ver con los mecanismos irracionales del sueño y la memoria. El cine como poesía, aquél que convierte las imágenes en adjetivos simbólicos, en la nitidez de lo innombrable, en instantes de luz en que la imagen se torna diferente sin dejar de ser ella misma, de manera inexplicable, lo invisible se torna visible y viceversa. La película y su devenir en monstruo hipnótico.

Imagen de la película Luz Silenciosa (2007)

Al cine de Reygadas le preocupa mucho la composición simbólica de la imagen, de esta forma las acciones se combinan con elementos sonoros y metáforas plásticas que hacen de un simple gesto un elemento cargado de significado y belleza. Al igual que las fotografías del inglés Lee Jeffries, el detalle de los rostros muestra convicciones, pasiones, la piel como lienzo de la historia personal, como pluma de la tranquilidad o la angustia.

En Luz silenciosa (2007), la cámara se centra en las arrugas del padre de Johan, dándole una tonalidad más psicológica a la sentencia de seguir la tradición religiosa y permanecer con su esposa. Cuando toda la familia se baña en el río, Johan alaba la preparación del jabón por parte de Esther, ella lo mira y esa mirada despoja la secuencia de un significado bautismal ya que su profundidad indica que no hay iniciación a la pureza, ni un retorno a la inocencia perdida después de la traición y la culpa.

Reygadas mantiene la lente fija para ver a través de las facciones de los personajes y palpar las texturas y matices, el significado del momento que viven. Así sucede con el rostro de Asunción en Japón (2002), la imagen se despliega de su contenido puramente representativo para cargarse de la espiritualidad y sencillez de una mujer cuya cotidianeidad diaria es la afirmación de la vida, cuestión que hace titubear al protagonista de sus intenciones suicidas. En Batalla en el cielo (2005), los constantes close up al rostro de Marco dicen más sobre él que lo que diría un parlamento.

Japón (2002), ópera prima del realizador.

Luz silenciosa se encuentra plagada de la experiencia vital y emocional de La Palabra (1955) de Dreyer y su fase ética de la estética. Es más contemplativa y de un míticismo menos salvaje que las creaciones del español Val del Omar, menos ensayística que el cine de Bergman. A través de momentos que prentenden alcanzar lo étereo, Reygadas aborda otro de los temas recurrentes en sus filmes: la cuestión de la fe y sus aristas que pueden llevarlo a un conocimiento más allá de la razón con la que lucha el ser humano. Compuesta por silencios dilatados e hipnóticas imágenes, la sensibilidad fotográfica de Alexis Zabé explora las potencialidades alucinatorias del cine con un sencillo argumento ubicado en un comunidad menonita en Chihuahua.

Aclamada en el Festival de Cannes en 2005, su segunda producción, Batalla en el cielo, es un filme sobre el poder, la culpa en un momento histórico y una cultura que coquetea con las transgresiones divinas y a un modelo ético tradicionalista. Una vez más el paisaje es protagonista tornándose una salvaje urbe; la experiencia cotidiana de la violencia es contada en una ciudad-depósito del deseo, las tensiones sin consuelo y el abandono.

Este año, Reygadas regresa al Festival de Cannes con Post tenebras lux, su cuarta producción estrenada en el festival francés y su tercera participación en la selección oficial. Con locaciones en México, España, Inglaterra y Bélgica, el cineasta vuelve a trabajar con la exquisita fotografía de Alexis Zabé. Compiten en esta edición junto a él, un festín de buenos realizadores entre los que están: Jacques Audiard, el iraní Abbas Kiarostami, el terrible Cronenberg, Michael Haneke, el controvertido Ulrich Seidl, Matteo Garrone, IM Sang-soo, Cristian Mungiu, Alain Resnais, Thomas Vinterberg, John Hillcoat, Walter Salles, Leos Carax, Hong Sangsoo, Ken Loach, Sergei Loznitsa, Yousry Nasrallah y el australiano Andrew Dominik.

Cartel oficial de Post Tenebras Lux (2012), a estrenarse durante el otoño en México

El cine latinoamericano tiene, como se ha dicho en F.I.L.M.E., una presencia importante en Cannes, ya que se exhibirá en la sección Una cierta mirada la cinta Después de Lucía del mexicano Michel Franco. Pablo Trapero presentará Elefante blanco, protagonizada por Ricardo Darín. El colombiano Juan Andrés Arango presenta La playa. Y además se exhibe un filme colectivo, 7 días en la Habana, realizado por Pablo Trapero, Benicio del Toro, Juan Carlos Tabío, Julio Medem, entre otros.

Esperemos ver cómo le va a Reygadas con una cinta que promete ser altamente autobiográfica y plena de todo lo que se le critica siempre: exceso de maquillaje en las escenas, cálculo excesivo de la belleza, violación salvaje del artificio que torna un cielo en galaxia, una piedra en componente de jardín edénico, un argumento corto en intrincados momentos “preciosistas” cuya densidad y extensión no son para cualquier espectador. Sin embargo, es precisamente ese artificio hecho con maestría, esa vanidad de hacer del campo, la sierra o la ciudad no solamente un catálogo de paisajes, sino el aliento poético y terrible de la muerte (la escena del caballo muerto y el descarrilamiento del carro donde iba Asunción en Japón, las escenas del DF), el escenario de la fe como conocimiento y la búsqueda de un éxodo y un sentido existencial en la contemplación de la naturaleza. Por esto y más a Reygadas la estética no le cobra factura porque no propone una comunicación superficial. Su cámara es testimonial y confesional e invita a descubrir una riqueza en la observación, independiente de significados ocultos que se le puedan atribuir a sus filmes.

Imagen de la película Batalla en el Cielo (2005).

14.05.12

Mr. FILME


@FilmeMagazine
La letra encarnada de la esencia de F.I.L.M.E., y en ocasiones, el capataz del consejo editorial.....ver perfil
Comentarios:
17.05.12
Vindria dice:
De lujo! que atascado. que buenas "movies"
comentarios.