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Chaplin, el Dictador

 

Este texto es un fragmento del capitulo XXV de la autobiografía de Chaplin. En una charla con el compositor Stravinsky es posible obvervar con cuánta facilidad Chaplin era capaz de inventar una historia sobre la marcha. Asimismo habla sobre cómo maquiló su filme politicamente más directo, El gran dictador (1940), en el que hace mofa a Hitler y que según Reinhard Spitzy, amigo de la familia Hiltler, el furer se la pasaba bomba viéndola. 

 

por Charlie Chaplin 

 

Mientras estábamos cenando en mi casa, Igor Stravinsky sugirió que debíamos hacer una película juntos. Yo inventé un argumento. Debía ser surrealista, dije. Un night club decadente con mesas al rededor de la pista de baile, y en cada mesa grupos de gente y parejas representando los placeres del mundo: en una mesa la avaricia, en otra la hipocresía, en otra la crueldad. En la pista se representa la Pasión, y mientras se lleva a cabo la crucifixión del Salvador, los grupos de las distintas mesas la miran con indiferencia: unos se encargan de la cena, otros hablan de negocios, y tampoco se preocupan gran cosa de los demás.

El gentío, los Sumos Pontífices y los fariseos alzan los puños frente a la Cruz gritando “¡Si eres el hijo de Dios, sálvate a ti mismo!” En una mesa cercana un grupo de hombres de negocios están hablando de una transacción importante. Uno chupa nerviosamente su cigarrito, mirando hacia el Salvador y echando el humo, sin darse cuenta, en su dirección. En otra mesa, un hombre de negocios y su mujer están sentados estudiando el menú. Ella levanta la vista; luego, dudosa, pone su silla de espaldas adonde se está representando el espectáculo.

    —No puedo comprender por qué viene la gente aquí —dice molesta—, resulta deprimente.

    —Es una buena distracción —dice el hombre de negocios—, el local estaba en quiebra hasta que montaron este espectáculo. Ahora ya no tienen pérdidas.

    —Eso me parece un sacrilegio —dice su mujer.

    —Hace mucho bien —afirma el hombre—. La gente que nunca ha estado en una iglesia viene aquí y aprende parte de la historia del cristianismo.

A medida que el espectáculo avanza, un borracho en un plano diferente, bajo la influencia del alcohol, está gritando “¡Mirad, lo están crucificando y a nadie le importa!”. Se tambalea sobre sus pies, alarga sus brazos, suplicante, hacia la Cruz. La mujer de un ministro, que está sentada cerca, se queja con el maître, quien manda sacar al borracho que sigue llorando y profiriendo reproches

   —¿Comprende usted? —le dije a Stravinsky—. Le echan porque está perturbando el espectáculo. Expliqué que representar la Pasión en un nigth club era explicar cuan cínico y convencional se ha vuelto el mundo.

La cara del maestro adquirió un aspecto muy serio:

    —¡Pero eso es sacrílego! —exclamó.

Me quedé bastante asombrado y un tanto confuso.

    —¿Sí? —dije—. No tenía la intención de que lo fuera. Creí que era una crítica de la actitud del mundo hacia el cristianismo. Quizá como he contado la película en la forma en que se me iba ocurriendo, no me he expresado en forma muy clara.

Y así quedó desechado el tema. Pero varias semanas después Stravisky me escribió. Deseaba saber si seguí yo considerando la idea de hacer juntos una película. Sin embargo, mi entusiasmo se había enfriado y yo ya estaba interesado en hacer una película por mi cuenta.

[...]

¿Cómo podía en la volubilidad femenina [pues Chaplin quería agasajar con otro éxito a Paulette Godard, luego del triunfo que obtuvo en Tiempos modernos, 1936]  o pensar en algo novelesco o en los problemas del amor cuando estaba exacervando la demencia un ser monstruoso y grotesco llamado Adolf Hitler? Alexander Korda me sugirió en 1937 que debía hacer yo una historia de Hitler basada en una falsa identidad, ya que Hitler tenía el mismo bigote que Charlot. Yo podía representar los dos personajes, me indicó. Entonces no había pensado mucho en aquello, pero ahora era un tema, y yo estaba desesperado por volver a trabajar.

¡De repente vino a mí una inspiración! En mi papel de Hitler podía yo arengar a las multitudes en una jerga de mi invención y hablar todo lo que quisiera. Y en mi otro papel de vagabundo podía permanecer más o menos callado. Una parodia de Hitler era la ocasión para la burla y la pantomima. Con gran entusiasmo volví apresuradamente a Hollywood y me puse a trabajar en el guión. Pensé en la primera secuencia, que representaría una escena de una batalla de la Primera Guerra Mundial. En ella se vería la Grosse Bertha, aquel famoso cañón de alcance de tiro de 120 kilómetros, con el que los alemanes pretendían atemorizar a los aliados. Se suponía que el joven que disparaba destruiría la catedral de Reims, y en lugar de ocurrir esto, erraba su objetivo y destrozaba un escusado al aire libre.

[...]

Cuando estaba a la mitad del rodaje de El gran dictador empecé a recibir alarmantes recados de la United Artist. Les advertían por medio de la Hays Office que tendría yo roces con la censura. También la oficina de Londres estaba preocupada por una película antihitleriana y dudaba que pudiera exhibirse en Inglaterra. Pero yo estaba decidido a continuar, pues había que reírse de Hitler. Si yo hubiera tenido conocimiento de los horrores de los campos de concentración, no habría tomado a burla la demencia homicida de los nazis [...] pero tampoco hubiera sido tan cortés.

[...]

Antes de que la hubiera terminado, Inglaterra le declaró la guerra a los nazis [...] Al principio hubo actividad en todos los frentes. “Los alemanes no se abrirán nunca camino por la línea Maginot”, decíamos. Luego, de repente, empezó el holocausto: la brecha abierta en Bélgica, el colapso de la línea Maginot, la sombría y espantosa tragedia de Dunkerque... y Francia fue ocupada. Las noticias eran cada vez más tétricas. Inglaterra estaba luchando con un muro a sus espalda. Ahora nuestra oficina de Nueva York cablegrafiaba frenéticamente: “Dese prisa con su película; todo el mundo la espera”.

(traducción de Praxedis Razo)

20.12.13

 

 

Mr. FILME


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La letra encarnada de la esencia de F.I.L.M.E., y en ocasiones, el capataz del consejo editorial.....ver perfil
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