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FIC San Cristóbal: Tiempo y Memoria

 

por Julio César Durán

 

El segundo día del primer Festival Internacional de Cine de San Cristóbal de las Casas, Chiapas dio ya rienda suelta a la interesante programación que trae consigo. Entre las exhibiciones de La Sal de la Tierra (Wenders & Ribeiro, 2014),  Guten tag, Ramón doblada (en vivo) al tzotzil  y las sorpresivas visitas de Costa-Gavras a algunos programas de cortometraje, comenzaron las exhibiciones de una sección por demás llamativa dentro del evento: Tiempo y Memoria.

Tiempo y Memoria, que consta de 4 largometrajes (entre ellos La danza del hipocampo, Domínguez Ruvalcaba, 2014 y Un lugar llamado Chiapas, Nettie Wild, 1998) y 10 cortometrajes, se trata de una sección no competitiva que tiene como personaje principal al estado de Chiapas y el cómo se le representa cinematográficamente tanto por realizadores nacionales como extranjeros. Entre visiones de ficción, documental y algunas propuestas experimentales, los cortos de la sección se subdividen en 3 programas: Entorno, Retratos y Miradas Lacandonas. Aquí revisamos algunos de los trabajos exhibidos dentro de los 2 primeros aspectos.

 

Retratos

El Naíl (Néstor A. Jiménez Díaz, 2013) rescata visualmente las costumbres, tradiciones y maneras de los antiguos “rezadores” del pueblo de Tenejapa. Desde las imágenes que capturan al viejo Alonso Sántiz López, nuestro personaje, encontramos que en el lugar, en su casa, en los lugares que recorre hay algo que aún vive y emana de ellos. Mientras vamos rondando al rezador, conocemos el sincretismo entre la antigua cosmovisión indígena y la religión cristiana, al mismo tiempo que observamos la tristeza que conlleva el presenciar la gradual pérdida de una tradición, que obviamente es una forma de mirar y entender al mundo.

 

Koltavanej (Concepción Suárez Aguilar, 2013) es un documento sencillo, directo, acerca de un caso –lamentablemente de esos que en el sureste mexicano abundan– en el que una mujer (tzotzil) fue secuestrada y torturada para después ser obligada a autoinculparse de un secuestro que no cometió. Rosa López Díaz, quien cumple una condena de 27 años, mantiene una llamada telefónica y a través del aparato de comunicación nos detalla su vida y su tragedia. Este corto tiene una fuerza notable, se trata de un trabajo de puro montaje donde el relato de dignidad y resistencia estará en primer plano.

 

Lalo el dragón (Jose Eduardo Martínez González, 2015) se trata de un autorretrato visualmente elaborado que nos lleva de la mano de su autor, quien es originario del campo pero ahora vive en San Cristóbal de las Casas. Ahí desempeña como papel principal (entre otros trabajos) el de artista tragafuegos, pero será con el ánimo con el que recorre la ciudad y sus parajes naturales lo que nos mostrará una cara empobrecida y difícil de dicho escenario para sus habitantes, sin embargo también se muestra como un lugar joven y con una voz propia.

 

Un día con Rafa (Ronyk Hernández y David López Pérez, 2015) muestra a un joven que viaja de una ciudad fuera de Chiapas (que no está referida en este documental) a Tuxtla Gutiérrez para alejarse de los problemas y malas compañías a las que se acercó tras el divorcio de sus padres. En este lugar ajeno a él, Rafa trabaja como encargado de una tienda de ropa y desde ahí nos contará sus sueños, esperanzas, ideas y pretensiones vitales con toda la honestidad posible, así vemos una pequeña muestra de la mentalidad adolescente de la clase media mexicana.

 

Entorno

El futuro en nuestras manos (Sara Oliveros, 2013) ocurre por entero en un paraje olvidado de la zona de Calakmul, en Campeche. Ahí, tres niños (Victor, Miguel y Armando) conviven de manera más o menos integral con la selva, no obstante que se encuentran en pobreza extrema. Cerca de sus viviendas comienza a gestarse un basurero local, los empleados de limpia descargan toneladas de basura y desechos mientras los pequeños irán acostumbrándose a la suciedad y comenzarán a interactuar con ella de la misma manera que con la naturaleza. Este cortometraje documental no contiene narrador en off ni diálogos o intertítulos, basa su narrativa en el montaje que muestra la progresiva descomposición del lugar a la que se enfrentan los chicos protagonistas, quienes poco a poco se convierten en separadores de basura.

 

Nico (Arturo Argüeros Lepe, 2014) retrata, también, un aspecto de Calakmul a través de las experiencias y el trabajo del protagonista, quien da nombre al filme. El personaje es un cazador y rastreador que en su juventud vivió en la Ciudad de México, pero “no se halló” y terminó viviendo en interacción con el entorno natural de Campeche. En la selva él muestra sus habilidades, pero es a través de su mirada y entendimiento sobre las especies que la película nos plantea una manera sencilla de existir y también un importante ánimo de preservación.

(En la foto de portada aparecen los realizadores Néstor A. Jiménez, Concepción Suárez Aguilar, Jose Eduardo Martínez y David López)

17.01.15

Julio César Durán


@Jools_Duran
Filósofo, esteta, investigador e intento de cineasta. Después de estudiar filosofía y cine, y vagar de manera "ilegal" por el mundo, decide regresar a México-Tenochtitlan (su ciudad natal), para ofrecer sus servicios en las....ver perfil
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