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FIC San Cristóbal: Timbuktu

por Julio César Durán

 

El filme nominado al óscar como mejor película extranjera (filme de habla no inglesa, para ser exactos), dirigido por el realizador mauritano, Abderrahmane Sissako (Bamako, 2006), forma parte de los largometrajes en competencia del Festival Internacional de Cine de San Cristóbal de las Casas. Timbuktu (2014), que ya ha sido galardonado en Cannes con el Premio del Jurado Ecuménico y el Premio François Chalais, se exhibió en la mañana del miércoles 21 de enero con una sala llena y bastante expectativa.

El argumento va alrededor de un pueblo musulmán muy cercano a la célebre ciudad de Malí, donde los habitantes ven trastocadas sus vidas con la llegada de muyahidines (en otras palabras, yihadistas) radicales, quienes se hacen del control “moral” y el poder en dicho lugar. Desde esa sencilla premisa se va desarrollando una estilizada y poderosa narración sobre la libertad, justicia y dignidad.

Al principio del filme pareciera que los personajes y sus objetivos están polarizados, en un humor maniqueo, como si hubiera tonos blancos y negros absolutos. Sin embargo rápidamente los protagonistas con sus respectivos conflictos, se van abriendo camino en una elaborada interpretación que pone sobre la mesa una reflexión sobre valores humanos y los vemos a todos en una complejidad que atrapa, en gran parte por el estilo que Sissako imprime a su película.

Los yihadistas ponen a los pobladores en una situación complicada e insalvable: el dominio que, más allá de estar sobre sus vidas, pretende aplicarse sobre su fe. Las prohibiciones –entre otras la música, el futbol, fumar o mostrar las manos de las mujeres– son un gran pretexto narrativo para representar una contradicción fundamental entre grupos religiosos. Aquí los musulmanes locales se rigen por el respeto a los dictados del Corán y las antiguas tradiciones, pero la radicalidad de quienes llegan del exterior para someter las maneras de profesar sus creencias van a llevarlos a una vida limitada y con la sensación de encierro. Los peligros a los que se enfrentan quienes rehúsan someterse a la coerción fundamentalista son letales.

La película es abordada por el realizador mauritano con una pasión que se agradece, pero también con paciencia y con respeto. Pese a ser un filme con una temática fuerte o en todo caso que sugiere un ámbito demasiado agresivo, no contiene una violencia visual exagerada, aquí no hay grandilocuencia en sus imágenes ni exabruptos  sangrientos. Abderrahmane Sissako consigue un resultado cinematográfico muy bien contenido y con la simpleza de un lugar donde el tiempo no es vertiginoso ni las relaciones personales se dan con una malsana intensidad.

Sissako muestra el dominio que tiene sobre la imagen en movimiento y sobre los tonos que precisa su obra durante toda la película. El realizador nos regala a un coro de personajes que se van intercambiando los primero planos para darles voz a cada uno de ellos; todos se notan elaborados y con un conflicto más o menos claro, pero siempre obteniendo empatía. Los protagónicos representan a esos pueblos perdidos, quizá contrariados entre vivir su fe y someterse al fundamentalismo. No obstante, la poesía gana terreno entre las tragedias que se avecinan. Cuando la prohibición no es suficiente para limitar la alegría, los amantes del futbol no necesitan de un balón para jugar y concertar un partido; entre barridas para ganar una pelota invisible, tiros al arco e intensas carreras, vemos un gesto abrumador: la imaginación contra el poder.

Los planos iniciales nos dejan muy clara la intención de toda la película. La persecución de la belleza, de la inocencia, y la opresión se mantienen hasta el final. Existe una ignorancia y desconocimiento por parte de los yihadistas, pero sobre todo de una negación absoluta a lo otro, a lo distinto (a pesar de profesar una creencia muy cercana). A pesar de esto la dignidad también continúa y el filme deja un gran sabor de boca al espectador, se trata de un retrato de la resistencia en el aspecto más sencillo que Tombuctú nos podría mostrar.

 

22.01.15

Julio César Durán


@Jools_Duran
Filósofo, esteta, investigador e intento de cineasta. Después de estudiar filosofía y cine, y vagar de manera "ilegal" por el mundo, decide regresar a México-Tenochtitlan (su ciudad natal), para ofrecer sus servicios en las....ver perfil
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