por Julio César Durán
Una de las cartas más interesantes del Festival de Cine de San Cristóbal de las Casas es la presencia del Festival de Cine de Sarajevo (SFF, por sus siglas en inglés), un evento que tiene aproximadamente 20 años de realizarse con un compromiso reflexivo, abierto al debate y el diálogo. La fiesta fílmica de Sarajevo, en palabras de su directora creativa, Izeta Gradevic, fue creado para sanar las heridas de un lugar que fue azotado por la guerra y que se convirtió en un estado de sitio. Con el ánimo de usar las imágenes en movimiento para luchar por la dignidad humana, San Cristóbal y el SFF colaboran con una selección especial de lo más reciente de la programación curada por la capital de Bosnia-Herzegovina. Aquí revisamos sólo algunos títulos de los trabajos participantes entre los que se encuentran la producción germano-croata, El pollo (Una Gunjak, 2014); el nuevo corto del rumano Cristi Puiu, El espectro de Europa (2014); la franco-siria, Agua plateada, autorretrato de Siria (Ossama Mohamed & Wiam Simav Bedirxan, 2014), y la austriaca, Macondo (Sudabeh Mortezai, 2014), que participa también en la competencia de ficción.
Espacios invisibles (Dea Kulumbegashvili, Georgia, 2014)
La realizadora georgiana de este cortometraje crea un ambiente íntimo, aunque frío, de una pequeña familia tradicional, donde el cabeza de familia es un sacerdote cristiano ortodoxo. En la dinámica que mantienen entre padre, madre e hija, se crean los espacios invisibles del título, los cuales están marcados por un patriarcado que frustra y desespera. La mujer se ve atrapada por una relación en la que no existe más que la lejanía y un curioso desapego. Las características primarias de un matrimonio aparecen, pero sólo como una manera de cumplir roles sin la existencia de una conexión real entre seres humanos.
La mujer del chatarrero (Danis Tanović, Bosnia-Herzegovina/Francia/Eslovenia, 2013)
El cineasta ganador del óscar a mejor filme extranjero (en 2001 por Tierra de Nadie) relata de manera austera y sobria las jornadas de una familia empobrecida que habita una región lejana y olvidada en plena Bosnia-Herzegovina. Con pocos recursos utilizados de una manera portentosa, Tanović consigue un tono casi documental en primera persona, donde compartimos con Nazif (el protagonista que se dedica a la recolección y compra/venta de chatarra) las dificultades comunes de un hombre de clase baja.
En menos de hora y media se construye y desarrolla un drama profundamente empático que pone de manifiesto las carencias en un país que ha transitado los horrores de una guerra civil. También, con un naturalismo impagable, se deja ver la indiferencia e incapacidad de un estado que no puede (o no quiere) proveer de salud y seguridad social a sus habitantes. El conflicto fuerte aparece aquí con la complicación del embarazo que repentinamente aqueja a Senada, la esposa de Nazif, quien no puede pagar un servicio médico, lo cual la pone al borde de la muerte. El chatarrero protagonista tendrá que pasar una breve (pero no por ello sencilla) odisea para conseguir los recursos necesarios y poder salvar a su mujer. Con este drama, Danis Tanović fabrica un relato sencillo que no deja indiferente a nadie.
Novias (Tinatin Kajrishvili, Georgia, 2014)
La ópera prima de la directora originaria de Tibilisi cuenta la historia de un matrimonio complicado. Nutsa vive con sus dos hijos en un ambiente de soledad y desamparo mientras espera la visita de cada mes a la prisión, donde va al encuentro de su marido Goga, quien cumple una sentencia de 6 años por un crimen que nunca queda del todo claro.
Para Nutsa el mantener viva la relación y al mismo tiempo mantenerse en pie al cuidado de su familia es esencial, sin embargo la lejanía de Goga (quien poco a poco va perdiéndose en el aislamiento carcelario) estará minando todo el tiempo sus esperanzas y por supuesto sus fuerzas. La mujer se ve obligada a cuidar una serie de valores, al lado de otras mujeres de diferentes edades que también viven separadas de sus esposos que se encuentran en prisión. Las emociones, sentimientos y pensamientos confrontados serán representados por las poderosas miradas de la actriz, Mari Kitia, importante elemento de este relato de resistencia y anhelo.
Los logros del largometraje se notan en la sensibilidad de Kajrishvili para narrar sin excesos dramáticos. Lejos de ser una obra anticlimática, se trata de un retrato naturalista que pretende dialogar con un público cansado delas películas industriales llenas de desproporciones cursis hechas con base en una “plantilla narrativa”. Novias llega a un punto de luminosidad, rodeado de cariño y compasión bien interpretados por los protagonistas, que deja un muy buen sabor de boca acompañado, hacia el final, de un repentino desenlace.
23.01.15