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Foxcatcher de Bennett Miller

por Marco Aurelio Del Mezcal

 

El más reciente filme del realizador neoyorkino, Bennett Miller (a quien conocemos por Capote, 2006, y por El juego de la fortuna, 2011), nos lleva hasta los años ochenta con un cuidado y diseño de producción bastante notable, donde los robustos cuerpos y los músculos de los héroes de la lucha grecorromana norteamericana serán el reflejo de una pretensión y anhelo de grandeza. Con una escena inicial bastante significativa, vemos el motor que operará durante toda la historia: un antiguo metraje silente de los establos Foxcatcher (de la adinerada familia du Pont), donde los caballos purasangre demuestran su belleza y fuerza bajo el dominio de una burguesía orgullosa.

Mark Schultz (Channing Tatum) es un medallista olímpico acaso olvidado y que ha vivido bajo la sombra de su hermano David (Mark Ruffalo), ambos importantes luchadores estadounidenses que viven como pueden en un ambiente rarificado por el tedio. Sus días transcurren de esa manera hasta que Mark es invitado por John du Pont (Steve Carrell), uno de los hombres más ricos de Estados Unidos, a visitarlo a su mansión donde le hará una gran propuesta que tiene como meta ganar las olimpiadas de Seúl en 1988, para así otorgarle un héroe a Norteamérica y demostrar el poder de tan encumbrada dinastía como la du Pont.

Este sencillo argumento le sirve a Miller para evocar, con una fotografía elaborada –cortesía de Greig Fraser, cinefotógrafo de Mátalos suavemente–, un momento del deporte estadounidense marcado por la tragedia que deviene de la miserable vida de un multimillonario, a todas luces frustrado, quien también vive bajo la sombra de alguien más y de manera mucho más torcida, en este caso de su madre (una desperdiciada Vanessa Redgrave). John du Pont tiene delirios de grandeza y necesita demostrar tanto su inexistente superioridad como un poder que no alcanza a ejercer, lo cual, se sugiere, va minando su psique. Este personaje va a cambiar el trabajo que históricamente ha llevado su familia desde hace años, la crianza de caballos, por la crianza de otros especímenes fuertes a los cuales moldear: luchadores con problemas emocionales. Uno de los elementos siempre presentes, aunque secundarios, será la obscena cantidad de dinero que du Pont está dispuesto a ofrecer para comprar a sus purasangre de la lucha grecorromana, mismo que viene de otro histórico negocio familiar, a saber la fabricación y venta de armamento.

Los pros del filme son los ya mencionados diseño de producción y cinefotografía, pero también el buen ojo para construir una narración mínima donde los delirios de grandeza se ven a través de las miradas encontradas de sus personajes. La dirección de actores quizá no es brutal, pero las interpretaciones caen en su justa medida al notarse todas y cada una de ellas contenidas hasta el nivel exacto, permitiendo que el tono adecuado englobe a la historia. Se encuentran bien ejecutados los elementos que hacen de Foxcatcher una película de manufactura sofisticada pero de contenido sobrio.

Entre los contras se encuentra, por un lado, el tema de la duración del filme, que si bien no es excesivo, sí se nota el engolosinamiento del montaje haciendo de una obra que puede contarse  en menos de hora y media, algo que supera las dos horas. Por otro el aspecto de los actores es demasiado; si ellos en su interpretación están contenidos, los kilos (literales) de peso y de maquillaje denotan todo el tiempo la artificialidad de la película, desde que Carrell se nota (físicamente) como una parodia de algún personaje y no como la representación de un personaje sacado de la vida real, hasta Tatum y Ruffalo caminando como ositos gracias a sendos músculos que tienen. Por último el estilo es interesante, pero hay más preciosismo que drama en Foxcatcher, como si Bennett Miller dejara de pensar que “está contando un cuento” y quisiera realizar un ensayo visual sobre los parajes de Pennsylvania: la forma, innecesariamente, va por encima del argumento.

Finalmente se trata de un ejercicio que aparenta las maneras del cine independiente con todas las mañas del cine industrial (14 productores, un numeroso equipo de efectos especiales, una segunda unidad). Foxcatcher es un filme de un director regular, de buena técnica, que no ha mostrado un despunte de genialidad y que aquí orquesta a una enorme y compleja producción para una anécdota (basada-en-hechos-reales) mínima.

 

01.02.15

Marco Aurelio Del Mezcal


@MDelMezcal
Crononauta perdido en el siglo XXI. Es crítico de cine y en su tiempo libre aprovecha una beca de la Universidad de Tokio para su proyecto de música y física cuántica. Algún día terminará su investigación postdoctoral sob....ver perfil
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