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Cannes 2015. AN, una delicia firmada Kawase

Naomi Kawase, Camera de Oro del Festival en 1997, describe con delicadeza el encuentro culinario entre un vendedor de pasteles y una ex-leprosa.

por Alice Froussard

 

El Japón, el sol naciente, los cerezos florecidos, y la cocina tradicional: AN es una mezcla refinada de todas las delicias de este país. En su nueva película, Naomi Kawase grabó los gestos meticulosos de Sentaro (Nagase Masatoshi, famoso por su papel en Mistery Train de Jim Jarmush), un japonés de treinta años que cocina Dorayakis - unos pequeños pasteles rellenos con una pasta an compuesta de frijoles confitados. Un día, llegando bajo un cielo de flores de cerezas, llega Tokue (Kirin Kiki, actriz muy popular en Japón), una anciana que quiere ayudarle a mejorar su pasta an. Demasiada vieja, con sus manos torcidas, Tokue se ve rechazada una primera vez pero ofrece a Sentaro una muestra de su famosa receta de frijoles confitados. Conquistado, él acepta, y empieza una colaboración que llega a una verdadera relación alrededor de esta receta de la felicidad.

De igual modo que su precedente película Still The Water, en la cual nos dio envidia con sus mariscos, Naomi Kawase nos enseña el papel central de la cocina en Japón y de estos pequeños pasteles, los dorayakis, que ritman los días de los personajes. A pesar de la trivialidad de la historia principal, la realizadora evoca en AN la esencia de todo nuestro entorno y lo que nos compone –el amor, las relaciones y la familia– con una gran delicadeza. Se destaca su pasado de documentalista cuando filma de la manera más cercana posible los gestos meticulosos, las caras como si les acariciamos y la naturaleza como si la vivíamos. Así, es un cinema poética, despertando a nuestros cincos sentidos, cuya importancia viene de la perfección de la fotografía, la luminosidad de los planes asociados a la música de David Hadjaj y a la belleza de las miradas que nos ofrece Naomi Kawase. Incorporando a esas secuencias la ideología de la anciana y su sensibilidad, la realizadora nos enseña también su inclinación por el animismo: «cocinar los frijoles tan rápidamente representaría una falta respecto».

La película alcanza su mayor intensidad cuando evoca los leprosos y el pasado de los personajes, poniendo de relieve la injusticia profunda de la sociedad y la amargura del mundo. Una vez más, Naomi Kawase nos impresionó con su habilidad a tocar un tema sensible con cosas de la vida muy simples. Con la simplicidad de su propósito, siempre justo, y su humanismo, AN nos hace descubrir la realidad del invisible, y la enfermedad nos consume, de la misma manera que consumimos los dorayakis.

 

17.05.2015

Alice Froussard


@alicefrsd
Reportera y estudiante de Ciencias políticas y periodismo. CINE | Música | Arte.....ver perfil
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