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Kumiko, the Treasure Hunter

por Adolfo Abraham Cruz Carbajal

 

De un fondo oscuro y borroso surge el siguiente aviso: “Ésta es una historia real”; como si se tratase de una advertencia para nosotros, pero se aclara cuando nos damos cuenta de que el aviso mencionado pertenece a otra película que, para el cinéfilo insaciable, es considerada una de las clásicas de los hermanos Coen, me refiero al filme Fargo de 1996, que a su vez lanza la misma advertencia al inicio.

¿Una película dentro de otra película? Ese parece ser el caso en Kumiko, the Treasure Hunter (2014), quinto largometraje del cineasta estadounidense David Zellner, quien, junto a su hermano Nathan, escribió el guion para el filme, una coincidencia interesante si consideramos que Fargo también fue escrita en conjunto entre los hermanos Coen.

¿Por qué esta conexión entre ambos filmes? En primer lugar, Fargo cuenta la historia de un crimen cometido en el lugar que lleva el nombre de la película, la cual se nos informa está basada en hechos reales, no obstante los mismos hermanos Coen han aclarado que la mayor parte del filme es ficción, un cuento que involucra un motín de un millón de dólares dentro de un maletín escondido sólo para el conocimiento del espectador.

Kumiko, the Treasure Hunter se basa en la leyenda urbana sobre una mujer japonesa que fue encontrada muerta en un campo en las afueras de los Lagos Detroit, en Minnesota durante 2001, lo que desató la imaginación de los medios de comunicación quienes aseguraban había encontrado ese final trágico al intentar buscar el motín millonario perdido en la película Fargo. Dicha anécdota fue desmentida más tarde, ya que las investigaciones policiales descubrieron el verdadero motivo de la muerte de aquella joven, el suicidio por una depresión como consecuencia de una desilusión amorosa.

Realidad y ficción se funden en el filme, logrando dar vida al mito urbano desde el punto de vista de su protagonista, Kumiko, una asistente de oficina solitaria que vive en Japón con un perfil que roza el autismo; de hecho su aspecto físico contrasta con el de sus compañeras de trabajo, alegres y sociables, por el contrario Kumiko se muestra desconectada de su entorno como si se tratara de un personaje extraído de Memorias del subsuelo de Dostoievski.

Rinko Kikuchi, actriz que da vida a Kumiko, transmite de forma casi lacónica las emociones del personaje, lo que hace de su interpretación una piedra angular para la película. Ella nos hace comprender sus emociones y su soledad, la cual viene con un hábito que parece inusual, a saber, la búsqueda de tesoros, y es en estas pesquisas donde la protagonista encuentra algo que va a cambiar su vida monótona por completo: un videocasete de la película Fargo, el cual devora una y otra vez como cinéfila insaciable hasta que en su obsesión confunde al filme con un mapa para encontrar el motín millonario.

“Me acabo de enterar de riquezas incalculables, ocultas en lo profundo de Estados Unidos. Supe de esto por una película estadounidense. Ese es mi destino”, afirma Kumiko, quien decidida a abandonar el acoso del cual es víctima en su trabajo por ser una chica solitaria de 29 años –algo que su madre le recrimina cada vez que le habla por teléfono–, viaja desde Japón hasta Minneapolis para buscar su tesoro.

Como si se tratara de un viaje místico, a Kumiko se le revela su fantasía cinéfila al encontrarse en el lugar que tanto devoraba en su pantalla de televisión, encerrada en su apartamento. De hecho el estilo de la película, una vez situados en Minnesota, evoca guiños cómicos de la película de los Coen, pero no son gratuitos, están ahí para introducirnos en la fantasía de la joven, quien una y otra vez repite “Quiero ir a Fargo”, porque como ya sabemos ese es su destino.

“Estuve perdido una vez y vi la luz”, menciona uno de los personajes de la película a Kumiko cuando ésta llega a Minnesota, como si pudiera ver a través de su soledad, y es que el viaje en búsqueda del tesoro parece ser una metáfora para huir del ambiente opresor en su lugar natal, consiguiendo así su libertad, pero como toda fantasía cinéfila sabemos que no es real aunque Kumiko, la cazadora de tesoros, nos insista que “Ésta es una historia real”.

 

20.06.15

Adolfo Cruz Carbajal


Egresado de la Lic. de Historia de la UACJ, actualmente colabora con reseñas de cine para el periódico El Reto en Ciudad Juárez. Tesis de Licenciatura: "El antihéroe en la historia del cine".....ver perfil
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