por Marina Camargo
Nos guste o no, las redes sociales son un fenómeno que ha revolucionado la comunicación en todos los niveles, desde la publicidad hasta nuestras relaciones personales. Son protagonistas del estilo de vida actual y las repercusiones, tanto físicas como psicológicas, que tienen en las personas pueden ser positivas o desastrosas. No es sorpresa que cada vez sea más habitual encontrar películas que tengan a las redes sociales como actor de reparto.
¿Qué pasaría si un grupo de adolescentes empieza a grabar sus orgías y a compartirlas en estas plataformas? Las posibles respuestas se pueden encontrar en la ópera prima de Eva Husson, Bang Gang: una moderna historia de amor (2015). Lo que comienza como un juego termina por ser un verdadero problema para algunos de los involucrados en los festines que Alex (Alennegan Oldfield) organiza en su casa a partir del día en que George (Marilyn Lima) propone una nueva dinámica: “La única regla es que no hay reglas”. Alex, George, Laetitia (Daisy Broom), Nikita (Fred Hotier) y Gabriel (Lorenzo Lefebvre) forman el centro de un collage de colores pastel donde las drogas, el sexo y el alcohol serán los ingredientes principales.
Bang Gang es un tenue reflejo de la juventud actual y su manera de interactuar en un mundo enteramente modificado por la tecnología y, si bien la reminiscencia con Kids (Larry Clark, 1995) es notoria, Bang Gang es un retrato bastante más superficial que la espesa obra del estadounidense. La cámara de Mattias Troelstrup nos ofrece un cóctel entretenido aunque, por supuesto, es difícil que una película de libertinaje adolescente resulte tediosa.
Eva Husson no parece agregar nada nuevo a la conocida mezcla y los personajes tampoco, pues no van más allá de los estereotipos. George es la chica popular y extrovertida; Laetita, su amiga tímida. Ambas intercambiarán papeles después de un conflicto ocasionado por los trucos de Alex en un afán por involucrarse sexualmente con ambas. Con esto queda implícito que Alex juega el papel de Don Juan, y también cuenta con su fiel y necesario adepto, Nikita. Por último, tenemos a Gabriel, el chavo introvertido que por alguna razón parece ser más astuto que todos y que, como los demás, se desenvuelve en un ambiente de jóvenes blancos de la clase media-alta de Francia. Eva Husson hace un intento por agregarle peso a la historia al incluir la discapacidad del padre de Gabriel en la trama, pero lamentablemente el uso de música viva fusionada con fragmentos de las fiestas termina por ser la médula de la película.
El resultado deja mucho que desear Uno de los mejores atributos de la obra es que en ningún momento resulta monótona y el trabajo de los actores es más que suficiente para hacer el relato ameno y convincente, proporcionando al espectador motivos para permanecer atento. A grandes rasgos, podría hablarse de la película como un trabajo bien aterrizado, pues cuenta con un desenlace satisfactorio aunque predecible. A pesar de no haber obtenido ningún galardón, estuvo presente en el Festival de Cine de Londres y el Festival Internacional de Cine de Toronto en 2015.
El clímax consiste en las pruebas de sífilis que se le hacen a todos los alumnos del instituto, que resultan en malas noticias para varios de los personajes, así como las diversas consecuencias que cada uno tiene que enfrentar en casa. Aunque el fondo familiar es casi inexistente, esta parte de la película nos permite acercarnos más a la frágil identidad de cada uno y quizás entender sus personalidades un poco mejor al mostrarnos la relación que mantienen con sus padres. Este intento por profundizar, aunque parece algo forzado, resulta un prudente final para la historia, pues por fin ofrece al espectador una oportunidad para identificarse con alguno de los escenarios planteados y dejarlo escoger.
Los sentimientos que una orgía puede desencadenar en una persona con la madurez mental de nuestros personajes son otro punto de interés. En las últimas escenas, Laetita describe la experiencia como intensa y onírica, diciendo que a veces duda si fue real. Y si hay algo que a todos puede resultarnos familiar es ese sentimiento, pues después de todo, ¿quién no ha atravesado alguna etapa de la vida que por su inestable naturaleza se parece más a los sueños que a la realidad?
11.10.16