Por: Rebeca Fortul
La segunda parte de una historia que mostró el profundo abismo al que se dirigía corriendo la generación de los 90 se estrenó el fin de semana pasado. La espera se hizo larga para México, pero al fin llegó y las salas se llenaron, el público necesitaba saber en qué había invertido Renton el dinero robado a sus amigos.
La película entera es un homenaje a sí misma, es el desdoblamiento de escenas del antes y el después; una cinta para nostálgicos que no querían ver deshecha la historia de juventud y que al mismo tiempo se identifican con los personajes, con el transcurrir de un tiempo que se repite con sincronizada precisión: la vida es la misma, los caminos distintos y el destino es escapar, pero ¿cómo se logra escapar de la vida? Corriendo.
20 años después de caminar hacia el futuro, Mark Renton regresa a casa. Edimburgo se ve tan desastroso como antes, lugar en el que Sick Boy, Spud y Begbie han permanecido conservando fielmente sus características. La vida de Renton durante esos 20 años no sale a relucir más que en una que otra mentira. El retorno de Mark desata la ira de los amigos a los que traicionó, aquellos que se quedaron en el pueblo para no ver avanzar el tiempo mientras pensaban en cómo pudo ser diferente su vida de haber tenido el dinero que les robaron. Las historias de los tres se narran con destreza y sin ahondar mucho en ningún caso, después de todo, las drogas, la extorsión y la violencia eran caminos que ya habían recorrido.
La analogía de escenas desde el inicio son constantes llamados a la memoria del espectador, Renton corriendo en una banda de gimnasio, Renton a punto de poner un disco que no deja sonar porque la acción aún no empieza y los acordes de “Lust for life” son como tomar un tren que avanza muy rápido hacia el pasado, y mejor no, mejor ir caminando. Sick Boy en sus negocios sucios presenta al personaje angular de esta historia, Veronika, una joven búlgara que representa la actualidad, el movimiento, es el engrane que pondrá en marcha la historia de los cuatro personajes que se había quedado atorada en el tiempo. Este personaje femenino funciona como en la película anterior lo hizo Diane, incita a todos esta vez y no solo a Mark a jugar en el presente, a buscar una nueva forma de vida en la que se sigue teniendo que escoger la oportunidad correcta para salvarse y después traicionar. La vida siempre es igual.
Una de las cosas más atractivas de esta nueva película es la fidelidad con la que Boyle retoma a sus personajes. Cada detalle está cuidado al máximo para no perder el tono en el que se presentaron en 1996: los colores, la ropa, los escenarios, los encuadres de las escenas, todo se repite con extrema dedicación y sin embargo no se percibe una falta de creatividad o estancamiento, es por el contrario una recreación del ambiente y la personalidad de la película anterior. Puede parecer, a quienes no se hayan encariñado con esos junkies escoceses, un retomar una fórmula ya aprobada para generar un éxito en taquilla, no obstante considero que la forma de filmar esta nueva cinta es una manera, más allá de la trama, de enfatizar el gran tema del filme: el eterno retorno.
Hubo en Trainspotting una serie de indicaciones, por demás críticas, que advertían lo que esta nueva película retoma y que para una generación entera señalaba el futuro prometido: “Choose life. Choose a job. Choose a career. Choose a family. Choose a fucking big television, Choose washing machines, cars, compact disc players, and electrical tin can openers. Choose good health, low cholesterol and dental insurance. Choose fixed-interest mortgage repayments. Choose a starter home. Choose your friends. Choose leisure wear and matching luggage. Choose a three piece suite on hire purchase in a range of fucking fabrics. Choose DIY and wondering who the fuck you are on a Sunday morning. Choose sitting on that couch watching mind-numbing spirit-crushing game shows, stuffing fucking junk food into your mouth. Choose rotting away at the end of it all, pishing your last in a miserable home, nothing more than an embarrassment to the selfish, fucked-up brats you have spawned to replace yourself. Choose your future. Choose life” Elegir el futuro y una forma de vivir es el engaño, no hay forma de dejar de elegir, las nuevas generaciones también tienen que elegir Twitter, Facebook, Instagram, otras drogas, otras evasiones, viajar, ser vegetariano, tener un perro, ser fitness, gluten free…
Si alguien puede creer que Trainspotting 2 no muestra nada nuevo está en lo correcto, no lo hace, porque el punto es mostrar exactamente que la vida en el abismo es un caer constante hacia lo mismo, las adicciones que van desde la heroína o cualquier tipo de estupefaciente capaz de abrir un espacio en el tiempo que ayude a saltar de la realidad, hasta la adicción a correr, a escapar, a escribir, todo ello como forma ingenua de pensar que podemos modificar el rumbo de la vida.
Y al final, si todo es lo mismo, somos solo espectadores de cómo va pasando el tren al ritmo de Iggy Pop.
“But why would I want to do a thing like that? I chose not to choose life: I chose something else. And the reasons? There are no reasons. Who needs reasons when you've got heroin?”