Al formular la frase un mundo mejor nos remitimos invariablemente a una idea en la que todos y cada uno de los que habitamos este planeta vivamos de la manera más armoniosa posible, sin injusticia social, sin enfermedades inventadas por los laboratorios farmacéuticos (un poder más poderoso y maquiavélico de lo que se sabe), sin políticos ignorantes y mafiosos, etcétera, etcétera ¿O no? Es así que resulta un desafortunado distanciamiento de sentido el que propone el título que la distribuidora para público hispano-americano superpone a la última y premiada película de la directora danesa Susanne Bier egresada del movimiento Dogma 95, o lo que es lo mismo, Lars von Trier y la banda de los ascetas fílmicos cristianos*.
Volviendo al título. Es evidente la falta de agudeza mercadotécnica que padecen los distribuidores de películas para el público hispano. La película muy bien pudo haberse llamado Bullying, ¿por qué no?. Trend topic recientemente global. ¿Cuántas víctimas no hubieran acudido a verla deseando experimentar una franca identificación catártica? Aunque quizá, la película no hubiera cumplido en entereza la expectativa del público, sí que hubieran salido con una interesante meditación al respecto, pues justo es el fenómeno que la directora intenta fabular. El abuso del fuerte sobre el débil, o mejor dicho, sobre los débiles, que casi siempre es así. La autora nos coloca en tres escenarios casi antagónicos para observar el mismo conflicto a diferentes escalas. El bullying que se ejerce en las escuelas de todo el mundo, el bullying de adultos que se presenta en la calle, y el bullying que practican de manera sistemática las esferas de poder sobre una población determinada. La venganza como acto sublime, revolucionaria y emancipadora encarnada en el más maduro de todos los personajes, Christian, pero con su contracara culposa y pusilánime transustanciada en Antón, el padre de Elías que ofrenda la otra mejilla como torpe lección moralina, no obstante, personaje clave que cerrará la reflexión del conflicto medular y que aquí adelanto: En el tercer mundo, en este caso África, el drama es de principio sociológico, es macro, es con feroz tonalidad cálida, es desembocado por el abuso de sus opresores. En el primer mundo, el drama es micro, en tonalidad fría y por ello psicológico, detonado por un clásico lance de guante, y que al no ser enfrentado con íntegra gallardía puede detonar un coche bomba. Kaboom  Que por cierto, la mejor y más lograda escena, extrañamente bella, de En un mundo mejor en la que destaca la actuación en quebranto doloroso del infante prototerrorista Christian.
Cfr. Dancer in the dark, Dogville, y la más cristiana de todas.. Anticristo.
Película: En un mundo mejor. Título original: Hævnen. Dirección: Susanne Bier. País: Dinamarca. Año: 2010. Duración: 113 min. Género: Drama. Interpretación: Mikael Persbrandt (Anton), Trine Dyrholm (Marianne), Ulrich Thomsen (Claus), Markus Rygaard (Elias), William Jøhnk Nielsen (Christian), Bodil Jorgensen (director del colegio), Elsebeth Steentoft (Signe), Martin Buch (Niels), Anette Stovebaek (Hanne), Kim Bodnia (Lars). Guion: Anders Thomas Jensen; basado en un argumento de Susanne Bier y Anders Thomas Jensen. Producción: Sisse Graum Jørgensen. Música: Johan Söderqvist. Fotografía: Morten Søborg. Montaje: Pernille Bech Christensen y Morten Egholm. Diseño de producción: Peter Grant. Vestuario: Manon Rasmussen. Distribuidora: Golem. Estreno en Dinamarca: 26 Agosto 2010.
Textoservidor. Lic. en Técnicas de la alusión con especialidad en Historia de lo no verÃdico. UNAM generación XY. Editor en Jefe y cofundador de la revista F.I.L.M.E. Fabricante de words, Times New Roman, 12 puntos. Es....ver perfil