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Mientras se espera

 

¿Qué se espera cuando todo se ha perdido?

por Bianca Ashanti González Santos

 

Paola Villanueva entreteje, en su más reciente producción, una serie de historias cuya epítome se desenvuelve en la adaptación de las personas a la vida, la enfermedad, el abandono y la vejez, mostrando los cambios de cada una de ellas, y la percepción de su existencia que se va modificando cuando lo único que queda es esperar la muerte. Todo esto bajo la idea de construir una trama que gire en torno al olvido.

Con la ayuda de varias mujeres residentes de un asilo público, y la dirección y guion de Villanueva, Mientras se espera (México, 2016) construye una narrativa parsimoniosa pero interesante que logra atrapar la atención del espectador entre detalles de la cotidianidad, esa que todos conocemos a la perfección. Lo aplaudible del filme resulta, entonces, la forma sutil pero acertada de inyectar en la monotonía de la vejez diversos signos de esperanza, alegría y nostalgia que, sin llegar al melodrama, cautivan por la aparente sencillez de su retrato.

De la mano de Lola, a quien podríamos definir como una de las protagonistas del documental, logramos vislumbrar la necesidad humana de recordar, aunque los recuerdos no sean ciertos, aunque tengamos que aferrarnos a lo poco que queda de ellos y partir de ahí para construirnos una realidad diferente, menos dura, y menos sola. Lola, que casi llega a los 90 años busca, con melancolía, lo único que queda en su memoria para concebirse a sí misma como ser humano. El recuerdo latente de sus grandes amores: su madre y su marido, a quienes invoca todos los días en un intento esperanzador de no olvidar que en algún lapso de su vida no estuvo sola.

Pero Lola dentro de su soledad se encuentra rodeada de varias mujeres que al igual que ella libran batallas para no abandonar los detalles y características que las hacían únicas: las canciones que cantaban con apasionante júbilo en su juventud; el etéreo y triste recuerdo de una belleza que se oculta entre las arrugas de los ojos que se miran irreconocibles; la cansada espera por saber de la familia que ha continuado y ha dejado atrás a las amorosas matriarcas a las que sólo les quedan las remembranzas de su pasado.

En lo que podría interpretarse como una crítica social al abandono de los adultos mayores, la película se mueve peligrosamente entre terrenos que podrían llevarla a un sencillo camino sentimental poco valioso, cuestión que se rescata gracias a los poéticos interludios con voz en off en donde se plantean diversas interrogantes que embonan con la narrativa gráfica. ¿En qué nos convertimos cuando todo lo que nos representaba ha caído en el olvido?

Sin lugar a dudas, Paola Villanueva logra su cometido al mostrar de manera realista las formas en que se tergiversa la vida cuando se espera la muerte, y cómo se libra la batalla contra las enfermedades del tiempo, desde las trincheras del canto, el amor, y la búsqueda de una compañía que le robe algo de melancolía a la soledad.

Cerrando todas las interrogantes y concluyendo cíclicamente, Villanueva nos regala una última imagen en donde engloba la mirada externa e interna hacia el asilo. Con el toque de ternura que Lola le otorga a todo el documental, la directora muestra el rostro envejecido por las rendijas de la puerta en donde la protagonista se para a esperar la mirada cómplice de un marido que ya no existe mas que en los recuerdos de la mujer que lo amó.

 

22.04.18

Mr. FILME


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La letra encarnada de la esencia de F.I.L.M.E., y en ocasiones, el capataz del consejo editorial.....ver perfil
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