por Hans Fernández
El cineasta chileno Pablo Larraín (1976) —autor de Fuga (2006), Tony Manero (2008), Post mortem (2010), No (2012), El club (2015) y recientemente Ema (2019)— es considerado uno de los directores centrales de su generación debido al reconocimiento internacional de su obra, a través de la cual se ha consolidado ya a lo largo de más de una década. Su cine se ha caracterizado por procesar estéticamente la dictadura de Augusto Pinochet y problemáticas sociales de su país, y en este sentido a primera vista se lo puede considerar un director políticamente comprometido. En 2016 Larraín estrenó dos largometrajes: Neruda en el Festival de Cannes y Jackie en el Festival de Venecia, donde esta última cinta fue laureada al mejor guion.
Neruda (2016) cuenta la historia de la fuga y clandestinidad en 1948 del poeta, futuro premio Nobel de literatura y senador chileno Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (alias Pablo Neruda) —personaje protagonizado por Luis Gnecco— tras ser ilegalizado el partido comunista en el cual militaba, a través de la llamada “Ley maldita”[1], por el entonces presidente Gabriel González Videla. La cinta, no obstante, se centra en la persecución que efectúa el policía Óscar Peluchonneau —interpretado por Gael García Bernal— al vate chileno.
La película muestra a un Neruda altanero y cobarde, amante de la vida ostentosa que proclama a voz en cuello la igualdad social, contradicción que en un festín le enrostra un personaje femenino proveniente de la clase trabajadora. En este sentido, la visión de Larraín desmitifica la figura del autor de Canto general (1950) y lo muestra como un ser complejo y contradictorio en cuanto a su vida privada e ideológica.
Neruda hace gala de los mejores actores del cine chileno y fotográficamente es una cinta exigente y bien lograda, que convence visualmente desde el primer momento. Su director de fotografía, Sergio Armstrong, aprovecha con maestría los contrastes de luz y sombra así como los destellos, inclusive una escena comienza inesperadamente con un fuerte resplandor. Estos aspectos, no obstante, contrastan con la flojera de la narración, a veces muy obvia, en ocasiones algo inconsistente, y que carece de sistematicidad. Si se considera que Peluchonneau y un narrador omnisciente cuentan la historia, y que de vez en cuando incluso el policía comenta escenas o diálogos de los personajes, Larraín podría haberle sacado más provecho a la relación de los narradores con la ficción interna y haber construido un mundo polifónico y complejo a la manera de estilos narrativos más exigentes, tal como el de Raúl Ruiz —por mencionar un director de su contexto cultural inmediato.
Jackie (2016), por su parte, penetra en la subjetividad de Jacqueline Kennedy —interpretada magistralmente, como distintos medios han resaltado, por Natalie Portman— en los días posteriores a la muerte de su marido, el ex-presidente de Estados Unidos John F. Kennedy. La película muestra a Jacqueline Kennedy en una vida marcada por el glamour y la elegancia en la Casa Blanca así como concentrada en sus actividades propias de first lady.
En la narración de Jackie se pueden distinguir tres niveles: Jacqueline Kennedy es entrevistada por un periodista a quien le cuenta su historia, enseguida se encuentra el relato de su vida como first lady y el período de luto, y también existe un relato en el cual ella busca que sus reflexiones vitales sean escuchadas y comentadas por un sacerdote. Así, la película resulta interesante desde el punto de vista narratológico, pues estos relatos saltan en el tiempo y se interconectan.
La cinta cuenta con una fotografía muy cuidada a cargo de Stéphane Fontaine, además de un excelente trabajo en cuanto a decorados, colores (intensos y suaves) y música, elementos mediante los cuales el director logra crear una atmósfera que dota al filme de un sentido melancólico y a la vez sensual acorde con su visión del personaje histórico. El trabajo de cámaras, por lo demás, también llama la atención, pues se utilizan efectos de envejecimiento de algunas imágenes con el propósito de generar contrastes visuales.
En general, se puede señalar que Jackie es una película principalmente de actuación y decorados, aunque vaga en cuanto a su posición sobre el mundo interior de la protagonista, específicamente en relación al procesamiento del dolor causado por la muerte de su marido y las respectivas consecuencias para ella, aspecto que hace surgir dudas sobre la consistencia de la visión y el planteamiento del director respecto al personaje.
El cineasta Pablo Larraín se caracteriza por trabajar con muy buenos actores chilenos provenientes del mundo del teatro así como con actores no chilenos que pueden garantizarle éxito internacional. De esta manera, si en su película No la actuación de Gael García Bernal se justificaba en la ficción debido a que encarnaba un personaje exiliado en México que retornaba a Chile, en Neruda, en cambio, su inserción no resulta justificada. Considerando la potente carrera internacional del actor mexicano, es evidente que le garantiza éxito a Larraín fuera de Chile. Por otro lado, tanto No como Neruda son películas dirigidas a audiencias principalmente no chilenas que cuentan con ciertos conocimientos previos sobre las temáticas de estos filmes, de lo cual surge el carácter más explicativo de los contextos históricos —a diferencia de Tony Manero o Post mortem. Además, sus largometrajes contextualizados en el período de la dictadura o con temática de curas delincuentes protegidos por la Iglesia chilena se adaptan muy bien al gusto y al horizonte de expectativas de un público europeo que mira con buenos ojos el paso de Chile a una socialdemocracia al estilo de sus países. Así, se podría pensar que sus filmes proyectan este mirar europeo bienintencionado a los países que se encuentran en proceso de modernización y de consecución de mayor igualdad social.
Pablo Larraín Matte, quien es hijo de políticos de partidos de derecha (Hernán Larraín y Magdalena Matte) que apoyaron la dictadura de Augusto Pinochet, en distintas oportunidades se ha deslindado de los planteamientos de estos sectores que se beneficiaron económicamente en el período más luctuoso de la historia de Chile. Teniendo en cuenta igualmente que el director en sus ficciones ha procesado la dictadura tomando una posición políticamente correcta e incluso dirigida hacia la izquierda (con la que al parecer busca ser simpático y congraciarse) —dudo que realice una ficción denigratoria de Salvador Allende—, resulta interesante su reivindicación a través de sus películas del año 2016 de figuras con personalidades muy fuertes que representan universos ideológicos opuestos, situación que talvez sea representativa de las tensiones ideológicas del propio Pablo Larraín, formado mediante un capital cultural, ideológico y económico de la intelligentsia chilena de derecha.
Larraín es un cineasta que opta por lo fácil al tratar temas históricos: además de su opción por lo políticamente correcto, sus ficciones llevan de la mano al espectador por una narración contada de acuerdo con las expectativas y los conocimientos previos de éste. Así, pues, no se trata de un cine de gran exigencia intelectual o innovador desde el punto de vista del tratamiento de experiencias históricas traumáticas, como sí lo han sido obras tales como Diálogos de exiliados (1974) —cinta mediante la cual Raúl Ruiz hacía mofa de los exiliados chilenos en París a sólo un año del golpe militar— o Son of Saul (2015) —en la que el realizador húngaro László Nemes retrabaja el tema del Holocausto desde el punto de vista de la enajenación mental de un personaje de los Sonderkommando que debe asistir a los nazis en los asesinatos y cree reconocer a su hijo entre las víctimas. Pablo Larraín es un cineasta fácil de digerir, sin alto vuelo intelectual, difuso, oportunista, pues opta por buenos actores y camarógrafos que le hagan el trabajo y le garanticen éxito y atención en los festivales. Hasta ahora me sigo preguntando: ¿cuáles son los méritos de este director y en qué consiste específicamente su labor en cuanto tal?
08.12.20
[1] Cf. <http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-96368.html>