[REC]3 Génesis (Paco Plaza, 2012) no es [REC]. Sucede con esta película como con Halloween III: Season of the Witch (Tommy Lee Wallace, 1982), Zombi 2 (del tremendo Lucio Fulci, 1979), Jaws 3 (Joe Alves, 1983) –en 3D, por cierto–, y muchas otras producciones, sobre todo ochenteras, que son “secuelas bastardasâ€. Por medio de un sentido bien o mal enfocado de cómo ganar dinero, los productores o las distribuidoras o el mismo director hacen que su película se afilie a una franquicia probadamente exitosa. Así, tenemos continuaciones de The omen (Richar Donner, 1976) o The exorcist (William Friedkin, 1973) que nunca fueron planeadas ni llevadas a cabo por el cast & crew original y que, de repente, aparecen como películas de bajo presupuesto, serie Z o simplemente italianas.
Sí, es un caso clínico que se denomina Trastorno de Dependencia Fílmica. Este trastorno tiene su origen en un virus cada vez más común que se llama “darle al público lo que quiereâ€, que muta en otro que se llama “darle siempre lo mismoâ€. Esto no significa que las películas originales, de cuya fama dependen estas producciones bastardas, sean malas o que sus hijos ilegítimos lo sean. Zombi 2, a pesar de estar nominalmente hecha para colgarse del éxito de Dawn of The Dead de George A. Romero (que en Italia fue distribuida como Zombi), es un clásico del cine de zombis (sin “eâ€) y una innovación no-romeriana de ellos. Las secuelas bastardas son un caso diferente a los refritos, que tampoco son siempre malos (Cape Fear de Scorsese, por ejemplo), o de las sagas, que, desde su concepción, fueron pensadas para ser más de una película y con continuidad (están muy de moda hoy en día: Twilight, The Lord of the Rings, Matrix, Harry Potter, Star Wars).
Una de las características de estas secuelas bastardas es que no respetan los presupuestos básicos de la película original o, de plano, no tienen nada que ver con ella; simplemente son otra película. The Never Ending Story II (1990) –aunque Bastian Balthazar Bux lo interpreta un actor diferente y todavía más güero– sigue la línea del libro de Michael Ende en donde se quedó la primera parte. Es por lo tanto, una “verdadera secuelaâ€. Aliens (James Cameron, 1986) camina por los mismos pasillos y las mismas reglas que Alien (Ridley Scott, 1979): sigue Ripley, la forma de reproducción de los aliens es la misma, la estética Giger está, etcétera. Por el contrario, Halloween III: The season of the witch es tan no Mike Myers que ni siquiera sale Mike Myers; no hay máscara, no hay cuchillo, sino un plan apocalíptico-tecnológico-místico que tiene sus cimientos en Stonehenge.
[REC]3 no es [REC]. Es una película de zombies del mismo co-guionista de [REC] y [REC]2 (Balagueró & Plaza, 2009), que ya no tiene nada que ver con sus antecesores nominales. Nada de la niña Medeiros ni del formato found footage —que esto resulta en un gran acierto visual de la película, cuando vemos la handycam rota en el suelo y entramos directo a un formato de cine tradicional, como diciendo: [REC] is dead—. Los zombies, que en [REC] eran “rabiosos†y muy a la 28 days later (Danny Boyle, 2002), ahora se dividen en castas de videojuego: los rápidos y peligrosos, los lentos y fáciles. Faltó solamente un Boss para completar el panteón Resident Evil (2002-2012). Esta película falla porque no cumple lo que promete. No es precuela, sino una producción bastarda.
Entonces, ¿es tan mala? Depende. Si se le mide como precuela, sí, demasiado. No tiene ni la ambientación de la primer película, ni causa el mismo impacto en salas (yo no oí reír a nadie con [REC]), no persigue los objetivos que plantearía una precuela (explicar qué demonios es la niña Medeiros, cómo es que empieza la infección, si es de origen sobrenatural o algo físico, etcétera) y podría ser considerada otra más de esta “fiebre zombie†que tanto daño ha hecho a este subgénero —(no) vea Zombie Nation (2004) de Ulli Lomell—.
Si se le mide como secuela bastarda, no, no es tan mala. Tiene momentos de “coincidencia zombie†muy divertidos, como encontrar una espada o una sierra eléctrica, la protagonista está para unos cuantos desvelos, los efectos son clásico látex y maquillaje, el afiche oficial es efectivo. La historia se salva: en una boda, la epidemia zombie se desata; los novios, muy enamorados, se separan y es una odisea sangrienta para reencontrarse. Ahora tienen que matar a la tía querida o a ese molesto abuelo. Correr en un vestido de novia sucio de tierra y sangre y ver cómo los zombies se dan un buffet de niños en un camión causa buena y catártica risa. Hay buen gore: manos amputadas, mordidas a la yugular, decapitados, zombies cortados a la mitad longitudinalmente, suicidios, lenguas mordidas. La película abre con “Gavilán o Paloma†de José José.
Lo que molesta en serio de [REC]3 es que a Paco Plaza le ganó el dinero y decidió eclipsar su película a la sombra de una de las grandes del género. Ya veremos que dice el Box Office, pero no le auguro mucho éxito comercial. Tal vez si Paco Plaza hubiera decidido (aunque seguramente no tenía muchas opciones) seguir el espíritu de esa escena donde se rompe la Handycam, si hubiera pensado más en hacer su película, atreverse a salirse de una franquicia, posiblemente [REC]3 (o el fan title: Wedding of the dead) hubiera tenido un mejor curso y hubiera sido más que una película divertida, sí, para un sábado tranquilo, pero totalmente intrascendente para el género y el cine. Ésta es una más de las indiscriminadas producciones de la “fiebre zombie†y, frente a esta decepción, sólo se crea más y más ansiedad y peores expectativas para Zombie Massacre y Zombieland 2, porque parece que 28 months later nunca va a salir y que a Romero se le está acabando la pujanza.
18.04.12