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Colosio vuelve a caer


¿En serio todavía hay quien no sepa qué carajos pasó aquel 23 de marzo de 1994? Creemos que aún existe quien no sabe nada de la Revolución Mexicana... Para eso también está en el cine: facilita cierto aprendizaje histórico y en este sexenio ello se ha dado de manera pródiga.

De El infierno (Estrada, 2010) y Miss Bala (Naranjo, 2011), a El árbol olvidado (Rincón, 2009) y El velador (Almada, 2011), todo el sexenio está docuficcionado desde el cine de calidad, que viene arriando a las películas panfletarias que también tienen una función aquí, en este mundo: las sutiles Backyard (Carrera, 2008) y Días de gracia (Gout, 2011) por un lado, por otro las vulgares y explícitas Ella y el candidato (Girault, 2011) y Colosio: el asesinato (Bolado, 2012), extraordinariamente todas –excepto parte de la lamentable parábola peñanietista– con un escenario preclaro en la nebulosa década de los 90, sin dejar de mencionar el negociazo de las más prefabricadas y asquerosas Presunto culpable (Hernández/Smith, 2009) y De panzazo (Loret/Rulfo, 2012).


Pues sí, así como Jurassic Park II (Spielberg, 1997), Colosio... es una película de formulita thrilleriana que quiere contarnos la fábula de los prihístóricos métodos de resolver las ¿burdas? ¡burdísimas! ofensas que hace un hombre –el legendario candidatazo– al sistema –el legendario PRI a todo lo que da–, en la que era necesario incrustar una sensiblera historieta romántica entre el teniente investigador Andrés (Yazpik norteado) y su fecunda esposa Verónica (Kate del Castillo pobremente jugando a la Aristegui), una relación que va dando la pauta al espectador para que se vaya dando cuenta de lo que en verdad pasó en lo micro y a lo macro.

El teniente Andrés es el encargado no oficial que subcontrata "El Licenciado" (un secreto Ruiz Massieu interpretado por Odiseo Bichir con peluca y todo) para que le revele, por órdenes de "El Doctor" (Giménez Cacho, interpretando a ¿Córdoba Montoya? Más o menos) la urdimbre políticoperformancera de intereses apestosos que están detrás del siniestro de Lomas Taurinas, que de nuevo veremos unas tres o cuatro veces antes de que termine el film.

El filme avanza de la mano del morbo del espectador, pues aunque el ritmo en la escala de edición vaya a ratos del todo bien... aunque la perfección del baile de máscaras vaya dejando una huella nostálgica en los peinados, en las ropas, en los bigotes y en las papadas... aunque el clima musical esté absolutamente contraído (pero para eso está puestísima y en cartelera Gimmie the Power de Rubio), y sólo se dejen escuchar fragmentos de la emblemática “Culebra" en arreglo de Banda Machos y unos segundos ¿necesarios, contextuales? de “Vasos vacíos†de fondo... y todos los aunques que se van sumando a lo largo de la larguísimamente innecesaria recreación ¿documental? del crimen de Estado aquél que acaba en masacre chiquita, doméstica, desatinadaza y feliz, con prueba de embarazo en mano, como si del final hiperclimático de Rojo amanecer (Fons, 1989) se tratara, y con sabias palabras de un tal Don Fernando que hasta a Lope de Vega manda llamar para darle un toque de viejos lobos de mar a este panfleto que no tenía porque resguardarse en la discreción de nada ni de nadie cuando ya tiene un monigote hermoso de Colosio (Enoc Leaño que también ha interpretado a Francisco Barrio en la antes citada Backyard, porque pus a todos se parece, ja).


BAAAAAAAAAAAANG


¿Merece verse? Sí, pues es como echar un ojo a la entraña putrefacta de la politiquería mexicana que ha asolado al país, con nuestra miseria a cuestas de este lodasal. Merece verse para entender el modus operandi, antes del asesinato, del PRI-gobierno, que si vuelve luego de estas elecciones, regresaremos a encarnar ese teatrito, quizá con un toque más violento y ojete, pero igual de churrerista que la película.

Merece verse porque tiene sus discretos aciertos cinematográficos, como que el asesino potenciado a mil sea el mismo Harold Torres que le da vueltas a su virtuoso rostro feón, como que al final queda retratada nuestra estupefacta generación de familias bifurcadas, como el segmento inicial de síntesis histórica contextual en excelente diseño digital y dos o tres cosas más, que nos hacen valorar mucho más al entrañable Bolado que se quedó en Bajo california (1998).

Merece verse porque está a la orden del día, como casi toda la cartelera mexicana de este fin de semana histórico por eso... todos contra Peña Nieto, de una u otra forma (cfr. la arriba mencionada Gimmie et El lenguaje de los machetes del filósofo Kyzza Terrazas)...


9.06.12



Mr. FILME


@FilmeMagazine
La letra encarnada de la esencia de F.I.L.M.E., y en ocasiones, el capataz del consejo editorial.....ver perfil
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