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La fábula del cine en el voto irracional

Como en F.I.L.M.E. nos gustan mucho los juegos imaginativos, mucho mucho más que a la señora Vázquez Mota el cuchi cuchi o el travestismo de sus contendientes, le conminamos, cinéfilo lector, que esté muy atento en el siguiente ensayo de una cinefilia arrogante, ácida y que seguramente le ayudará a no pensar su voto, en nombre de la tan mentada democracia inerme e irreflexiva.


por Praxedis Razo


En las lujosas oficinas de F.I.L.M.E. se fraguó una cuestión, sostenida por las pasiones descarnadas que surgían al querer llegarme al precio político para que sufragara por tal o cual cuadrito en mi boleta electoral: si México fuera una película de guerra en proceso de preproducción a todo lo que da, a cuál director le darían el proyecto –para ya no mencionar al equipo de producción, que se sobreentiende va incluido:

a) ¿Al de moda, que ha dicho dirigir telenovelas de mucho éxito, pero que cuando incursionó en el cine, adaptando su vida bonita (Ella y el candidato, Girault, 11), pasó de noche por las carteleras, más bien aburriendo a sus fans que siguen confiando en él, pero sobre el que se han hecho aparatosos documentales que podrían denostar su trabajo, como Gimmie the power (Rubio, 12), Atenco: romper el cerco (6 de julio y Promedios, 06), entre varios otros?

b) ¿Al que ha tenido en sus manos un Apocalipse now (Coppola, 79-01), que se le cayó en el proceso de scouting, fue un escándalo en la prensa, y que ahora quiere volver a abordarlo con una perspectiva nueva, con un cursi tufillo cantinflesco de Su excelencia (Delgado, 67)?

c) ¿A la única directora, diferente, capaz de encomendarse a Dios en cada toma, autora del documental Dios mío, hazme viuda por favor (Vázquez Mota adaptando su propio libro de superación personal, 99) sobre emancipación femenina, también conocida por su replanteamiento de El castillo de la pureza (Ripstein, 77), en donde todos viven felices y contentos en aquel encerrón de paraíso interior?

d) ¿Al doble de riesgo del Güiri-güiri, que va por la vida haciéndose pasar por Groucho Marx, vástago de la presidenta vitalicia de los iluminadores del set, y que entre sus especialidades están las malas secuelas de franquicias tan dispares como Tiburón 3 (Alves, 83) y El hijo de Chucky (Mancini, 04), frente a la inútil Life in a day 2 (en producción) y la idiota Citizen duck soup (también en producción), entre otras de mayor envergadura?

Difícil decisión para un productor, ¿verdad? Pero no hay más, y el deadline para el claquetazo está a la vuelta de los días. Si de usted fuera la decisión, hasta ya le parecería mala idea producir cine ¿no? Salirse del negocio y punto. Pero sigamos imaginando: de pronto se le ocurre que la decisión de darle la batuta a alguno de los cuatro directores recaiga en un concurso democrático que incluya al resto del crew.

¿Qué cree que sucedería cuando cada director comenzara a convencer a la banda con sus propuestas? Uno insistiría en firmar frente a notario público sus compromisos sin sentido; el otro trataría de convencer a todos de que él haría la mejor película de todas nomás porque está ahí listo para cambiar las conciencias, porque casi lo logra en su anterior oportunidad, y ahora tiene todo de su parte; la directora les diría que su condición de mujer la llevaría al buen fin que todos esperan; el de la máscara de Groucho sería el que menos apoyo tendría y entonces se dedicaría a prometer de todo para que su película lograra ser un exitazo de taquilla, que además una pieza de arte, que además haga retumbar las bases del cine nacional para siempre.

Poco a poco se comenzarían a recriminar cosas unos a otros (a ratos cosas graves, a ratos pendejadas), y muy pronto más pequeños directores con menos o ninguna suerte se comenzarían a sumar al proyecto de su preferencia (viejos y corruptos documentalistas de la naturaleza con el telenovelero; viejos y corruptos documentalistas de los trabajadores y nuevos y corruptos documentalistas de lo popular con el legendario director que no ha cuajado su proyecto desde hace seis años). No tardaría en dividirse el crew, y con la división de opiniones llegarían las fundamentaciones ex aequo, plagadas de nula autocrítica y, por supuesto, de soberbia clasista, racista, intelectual. Todos los grupos estarían seguros de que el director de su preferencia está en lo cierto. Hasta ustedes, como productores, de pronto, se verían en medio de esa maraña de intereses que, de verdad, no van a ningún lado.

Cuando a esta fábula se le ponen nombres y apellidos, se menciona el presupuesto inmoral que se les otorga a cada uno de los directores para tratar de convencer a los demás de contratarlo, se pone en evidencia todo lo que está en juego en la historia de esa película sin fin, las muertes, los ideales, todo comienza a rarificarse más y más hasta formarse una red de valores comunes que responden exclusivamente a los directores –y claro a su equipo de producción personal–. Ni al crew, ni a nadie más.

Se trata entonces de contratar a un director que no te puede convencer, se trata de ver cómo, uno a uno de sus días de mandato, se desdecirá, se reinventará, se desesperará, se desnudará, se descubrirá sin saber bien a bien qué es lo que exactamente hizo arriba de la silla que todo lo ve. Se trata de mostrar que se cuenta con el mejor plan de producción para dejar que todo se caiga en medio de lo que podría llegar a ser el inicio del proyecto.

No hay bueno, se piensa, pero elegir al menos peor, cualquiera que éste sea, es abaratar al máximo la película ¿de acuerdo? Algo saldrá, a algún crítico de F.I.L.M.E. o de peores revistas le parecerá buena y rescatable alguna escena, a lo mucho alguna secuencia, sin embargo parte del crew siempre sabrá que no era la película que le hubiera gustado hacer, y eso será lo importante, lo trascendental. Ya pasó en el 2000: ahora resulta que todos se dan cuenta que eligieron mal ¿por qué seguir jugando a creer que elegir sigue siendo la opción?

Votarán por algún hijo de puta en este reality show de la democracia el próximo 1 de julio. Casi podría garantizar lo que pasará al final del sexenio, porque así ha sido desde hace ya más de 80 años: varios millones de personas pensarán que la película no pudo haber sido peor. La película no se hará, el filme nunca ha existido como tal, no puede llegar a ser, pero seremos testigos del origen de las más increíbles justificaciones, a la par de bajezas de la peor calaña, los más asquerosos manejos y las más imbéciles y calculadas omisiones. ¿Creen que el problema es entonces, y ha sido, el director? Me parece que no, pero la cuestión es que eso les interesa hacernos creer a los que han asumido la dirección, a los que quieren asumirla siempre.

Amigos lectores, temo decirles que nada cambiará esta maquinaria sangrienta si seguimos pensando que elegir al mejor (o al menos peor) de los contendientes a la presidencia lo es todo. Nadie borra de un soplo sus propios pesares, ¡imaginen si podrían hacerlo por los de toda una nación!

Pero vayan a jugar a la ruleta, como hace seis hace seis años, como hace 12, como hace 40 la jugaron nuestros padres, y así. Disfruten de esa catarsis porque el lunes, como todos los lunes del resto de su vida, tendrán que levantarse luego de mal dormir de nuevo para joderse, tanto o más que siempre, desde hace eras, para conseguir algo que darle de comer a su espíritu y a su miserable estómago que nada perdona, menesteres frente a los que cualquier hombre hijo de hombre, presidente o director de cine, se ha mostrado incapaz de hacer acaso alguna diferencia.

Aquí abajo, como corolario, una selección de una de las mejores representaciones cinematográficas sobre la democracia en México. Disfruten los fragmentos de una de las más grandes adaptaciones de Edipo.



29.06.12



Julio César Durán


@Jools_Duran
Filósofo, esteta, investigador e intento de cineasta. Después de estudiar filosofía y cine, y vagar de manera "ilegal" por el mundo, decide regresar a México-Tenochtitlan (su ciudad natal), para ofrecer sus servicios en las....ver perfil
Comentarios:
29.06.12
Alan dice:
Estos son ejercicios imaginativos y no jaladas...Que la metáfora del productor funcione no me parece casual, amen de lo que el buen Benjamin tendría que decir. Me quedo especialmente con una frase en la que estoy de acuerdo del todo: "¿por qué seguir jugando a creer que elegir sigue siendo la opción?" sin duda más allá de esta semana es una gran interrogante siempre importante y latente. Adaptación de Edipo, jajajajaja, de las mejores sin duda! Taratatá tatá tatá!
comentarios.