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Señor Lazhar o la pedagogía vuelta un comercial liberal

por Daniel Valdez Puertos

@DValdezPuertos
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Nominada a mejor película extranjera en la última entrega de los premios Oscar es que llega a nuestras salas, por obra y gracia de Canana, la última entrega del director québécois, Philippe Falardeau, quien ya había realizado un interesante experimento con su primer trabajo de ficción-metadocumental El otro lado del refrigerador (2000). Así pues, en resumidas cuentas, esto es lo que nos trae:

El suicidio. Cómo negar que el suicidio es uno de los temas más fascinantes de la existencia humana. Acto al que deberíamos adaptar un signo de interrogación diferenciado del habitual cuando se escribe sobre él, pues invariablemente se rodea de varios cuestionamientos: ¿cómo lo hizo? ¿por qué? ¿cómo lo planeó? ¿desde cuándo? ¿lo planeó? El suicidio nunca llegará a gozar de esa tranquilizante cualidad conclusiva de la muerte natural, pues el perpetrador continuará estando en el pensamiento de los vivos, exasperadamente mudo ante el misterio. Más aún ante las mentes jóvenes de susceptible asombro, como les ocurrió a los pequeños alumnos de la querida maestra Martine, quien se colgó en el salón de clases durante la noche para ser descubierta al día siguiente, al punto de la primera campanada. Tómala.

El profesor. Tras desconcertante evento es que se desocupa la vacante docente, y es ahí que Bashir Lazhar, un profesor argelino, medio antipático y de anticuados métodos pedagógicos, intentará despabilar el horror vivenciado por sus nuevos pupilos. Empero, el señor Lazhar trae a cuestas su condición en pugna de refugiado político en Canadá, al ser víctima de terrorismo estatal –así se entiende, mas no se expresa bien a bien- por el gobierno de una dictadura que ha violentado durante más de diez años uno de los más manoseados, golpeados, circunscritos países de los tantos vapuleados, militarizados, irreales que conforman la legión árabe de ese más triturado, explotado, saqueado y mancillado territorio del mundo que es el continente africano.

Los alumnos. Una lista destacada que cualquier profesor de primaria tercermundista desearía tener. Niños muy bonitos, muy participativos y cariñosos todos. Hay la recatada damita que se perfila para una buena diplomática. Hay el niño gordito que sirve de mascota. Está el mocoso pendenciero, vivaz y juguetón. El epistáxico abúlico, siempre enfermo y distraído. Y la niña inteligente, perspicaz, con un amplio sentido crítico y de firme lealtad hacia aquella figura torpe que es el profesor Lazhar.


El cine de aulas, es decir, este tipo de películas de fórmula que abordan la relación entre el maestro forastero frente al grupo de estudiantes perturbados, siempre buscará la conmovedora moraleja. En Señor Lazhar se consigue sin esfuerzo. Aprendió muy bien de sus antecesoras. Quizá el único giro propuesto, es que en un primer momento los alumnos fungirán como mentores y es así que Bashir Lazhar se graduará de verdadero profesor, al descubrir que el mejor de los exemplum es la catársis comunicativa y el apapacho.

Señor Lazhar es una postal canadiense que intenta demostrar el alto grado de tolerancia para con los inmigrantes, y de paso testimoniar el buen nivel de su sistema educativo –según dentro de los diez mejores del mundo-, mientras que ahora, en este preciso momento, Quebec es el escenario de un importante movimiento estudiantil en contra de la desmesura de la reforma educativa que amenaza incrementar el costo de las colegiaturas y que se suma a las exigencias del sector estudiantil a nivel global.

Si quiere echar un vistazo a este frío paisaje pero de ejemplar calidez ciudadana, compre esta postal, y si le interesa, querido lector, ver más películas sobre los salones de clase, le aconsejo vea Zero de conduite (1933) del maestro Jean Vigo, una poesía sobre la desobediencia que es obligatorio ver. Está en Youtube.
12.07.12

Daniel Valdez Puertos


@Tuittiritero

Textoservidor. Lic. en Técnicas de la alusión con especialidad en Historia de lo no verídico. UNAM generación XY. Editor en Jefe y cofundador de la revista F.I.L.M.E. Fabricante de words, Times New Roman, 12 puntos. Es....ver perfil

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