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Terror en Chernóbil, nada más y nada menos
por Julio César Durán
@Jools_Duran

En 1986, exactamente tres meses después de que su servidor llegara a este mundo, ocurrió en Chernóbil –ciudad de Ucrania, país que en aquel entonces pertenecía a la Unión Soviética–, el incidente nuclear más desastroso que hemos podido ver a la fecha, tal vez sólo igualado por la reciente situación en Fukushima. Todo el lugar, al igual que la población de Prípiat, aledaña a la planta nuclear, tuvo que ser evacuada de inmediato, dejando a ambos como verdaderos pueblos fantasma desde entonces hasta el día de hoy.

Dicho suceso le sirve a Oren Peli, el creador de la popular saga de terror Actividad Paranormal (2007-2012), para escribir y producir Terror en Chernóbil (Parker, 2012), un filme que relata el viaje vacacional de un grupo de amigos norteamericanos por Europa, quienes en su última parada antes de Moscú, hacen una excursión de turismo extremo a la ciudad abandonada de Prípiat, sin saber que durante su recorrido –guiados por un robusto ex-fuerza especial soviético–, no estarán del todo solos.

Bradley Parker, quien ha dedicado toda su carrera a los efectos visuales en el cine, nos ofrece con la película Terror en Chernóbil su ópera prima como realizador; en ella da rienda suelta a su mirada más plástica, usando un estilizado punto de vista casi documental que deja un buen sabor de boca, pero nada más.


Como todos sabemos, el cine norteamericano de terror viene dando patadas de ahogado desde mediados de los años 90 y salvo contadas piezas cinematográficas, no ha podido levantar el tipo de historias del que fueran reyes en la década de los 30 y en las que impusieran pautas durante los 70 y 80. El filme producido por Oren Peli, es la misma película de género que la mencionada industria nos viene ofreciendo desde hace más de un lustro, que ya dejó la moda de realizar remakes de cintas de horror orientales y ahora se dedica a refritearse sus propios filmes en cámara subjetiva que igual puede ser de zombis como de fantasmas o posesiones.

El argumento se va en que los 6 jóvenes viajeros –con los mismos clichés de siempre: la heroína, el tierno y su novia, el hermano irresponsable y dos raros/buena onda–, después de quedar inexplicablemente atrapados en Prípiat y ser atacados por algunas misteriosas creaturas, deben encontrar la manera de escapar y sobrevivir en tan espeluznante lugar.

Terror en Chernóbil cae todo el tiempo en la reiterada actitud del gringo civilizado y el extranjero exótico –tanto como lo pueda ser alguien que vive en la Europa Oriental–; al mismo tiempo, pierde la oportunidad de hablar de manera interesante de los momentos catastróficos de la que podría ser la generación nuclear, que sí hemos visto por ejemplo, hablando del caso Fukushima, en el cine de Shion Sono (Himizu, 2011); y fuera de un par de chicas guapas, creaturas come gente, algún par de sobresaltos (de esos que te esperas y que vienen con el clásico violinazo a todo volumen), sumados a un malísimo deus ex machina, es una película que no tiene mucho que ofrecer para un verdadero fan del cine de terror.

La película sin duda es bastante disfrutable, pero por demás predecible, aparte de que mal usa el siempre efectivo elemento sentimental, una petición de matrimonio que nunca llega a darse; pero nos deja con ganas de ver más y saber más acerca de los temibles misterios de Prípiat y sus creaturas. Pero no, desde el inicio sabemos que Terror en Chernóbil, al igual que todas las muestras de su sub-género, no tiene resolución y que al final terminará de manera súbita, preparándonos para una segunda, tercera o milésima entrega que seguro están por venir, no por nada su nombre original es Diarios de Chernóbil (Chernobyl Diaries).

12.07.2012

Julio César Durán


@Jools_Duran
Filósofo, esteta, investigador e intento de cineasta. Después de estudiar filosofía y cine, y vagar de manera "ilegal" por el mundo, decide regresar a México-Tenochtitlan (su ciudad natal), para ofrecer sus servicios en las....ver perfil
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