por Julio César Durán
Por fin, tras semanas de espera, el equipo de F.I.L.M.E. llegó a tierras británicas para el evento fílmico más importante del Reino Unido, el Festival de Cine de Londres, organizado por el British Film Institute, que dio inicio el miércoles 10 de octubre con la más reciente película de Tim Burton y con ocho exhibiciones más a lo largo de la zona centro de la capital inglesa.
Frankenweenie (Burton, 2012), filmada totalmente en blanco y negro, fue la película elegida para la Gala de apertura del Festival de Cine de Londres, misma que contó con la presencia en la alfombra roja del reparto de voces que participan en el filme y obviamente la del realizador norteamericano que, después de su fallida versión de la telenovela de los años sesenta (Dark Shadows, 2012), parece retomar fuerza en una obra más personal y mucho más cercana a su muy particular estilo, recordándonos que la técnica de stop motion aún vive, al igual que los grandes monstruos cinematográficos que lo han inspirado durante toda su carrera.
Tras la emocionante Gala de apertura una sorpresa vino con la exhibición de Helter Skelter (Mika Ninagawa, 2012) que versa acerca de la bizarra cultura pop japonesa y su fervor por la industria de los ídolos adolescentes y modelos, que se crean constantemente, de una factura visual apantallante y que se inspira en un manga escrito por Kyoko Okazaki. Así transcurrió el primer día.
Lore, la Alemania nazi y sus culpas.
Para el jueves y su esperada Gala de la sección Love (con Michael Haneke como principal invitado y de la que hablaremos aparte), 43 filmes desfilaron ante los ojos de la ciudad de Londres y sus salas se llenaron de espectadores tanto locales como internacionales. Sin embargo, entre otras cosas, la crítica se enfrentó por primera vez con una de las cintas más provocativas de la Selección Oficial en Competencia: Lore (2012) coproducción de Alemania/Australia/Inglaterra y segundo largometraje de la directora Cate Shortland.
La película nos narra el crepúsculo del nazismo a mitad de los años 40 en tierras germanas, en plena ocupación norteamericana. Lore, adolescente que le da título al filme, es una chica de familia acomodada gracias a los beneficios de tener por cabeza de familia a un soldado al servicio del führer. Tras la derrota de los ímpetus imperialistas alemanes (para terminar con otros de la misma clase), la joven se ve abandonada a su suerte teniendo que cargar con una gran responsabilidad: el cuidado de sus 4 hermanos menores y sobrevivir en medio del caos de la posguerra.
Lore tiene un corte preciosista y detallado, gusto que va perfilándose como la constante de festival, y está maravillosamente puesta en el limitado (nunca simple) punto de vista de la jovencita alemana, con planos cerrados y detalles con los que nunca podemos asimilar un paisaje (tan político como literal) completo. Lleno de texturas, el filme está haciendo uso de la elipsis como elemento fundamental del relato y de la representación tanto visual como mental de la protagonista, no como un simplón corta-pega.
Así, esta chica alemana, representación de una ingenuidad nacional en picada, se ve enfrentada a la ayuda de un joven judío salido del campo de concentración, quien será su única forma de sobrevivir al constante acecho militar extranjero. Los inserts serán la manera en que la directora nos comparta la incomprensión de un nuevo orden, al lado de todos los close-up que nunca nos dejarán ver el inasible e inalcanzable todo.
Sumado a la primer proyección de la nueva película de Michel Gondry, The We and the I (2012), un cuento sobre el transporte público del Bronx que pinta bastante bien, y de la exhibición para los críticos de Broken (Rufus Norris, 2012), que cuenta con unas impactantes interpretaciones de sus protagonistas (Cillian Murphy y Tim Roth). El Festival de Cine de Londres inicia prometedoramente, seguiremos reportando.