por Eric Ortiz
Es bien conocido, sobretodo entre los fans de Kevin Smith, uno de los tantos conflictos que este director ha tenido a lo largo de los años con Tim Burton; no por nada Smith describe a Burton como un “fucking weirdoâ€. La situación comenzó cuando Smith hizo una insinuación de que Burton había plagiado uno de sus comics en el final de Planet of the Apes (2001) remantando con la frase: “las grandes mentes piensan igualâ€.
Desde 1984, Burton estaba haciendo homenaje al cine japonés de creaturas gigantes. Frankenweenie, el cortometraje, empieza con el perro Sparky interpretando a un fenómeno del tamaño de Godzilla en medio de una ciudad. La manera realista de Burton fue tener a su personaje principal (el niño Victor Frankenstein) como el director de una película de monstruos, de la cual su perro –un precursor de Uggie de The Artist (Hazanavicius, 2011) sin duda– era protagonista. La escena inicial fue mejorada en el remake, ahora el homenaje recrea perfectamente el estilo de esas películas japonesas.
Burton le fue fiel a su propio corto, básicamente todo el material está en la nueva Frankenweenie (2012), desde aquella escena inicial hasta la rana muerta. Al ser un proyecto animado, Tim Burton tuvo la oportunidad de crear mucha más emoción con el perro Sparky. La principal mejoría viene de ese hecho, ya que la mayoría de las escenas con perro protagonista, en la versión de los ochenta, fueron hechas con planos en primera persona –entendible ya que en esa ocasión se trabajó con un animal real.
Mi intención no es criticar el corto sino más bien indicar que Burton aprovechó al máximo las posibilidades que la animación ofrece para crear emoción. Obviamente, el trabajo en stop motion es brillante y los sets son hermosos y bastante detallados como se pudo apreciar en la exhibición “The Art of Frankenweenie†(que estuvo en Cinépolis).
Con Frankenweenie recordé una grandiosa historia que involucra a otros dos directores. Uno estadounidense y el otro británico: Quentin Tarantino y Edgar Wright (quien en 2015 nos traerá Ant-Man). ¿Qué tienen que ver estos directores con Burton y el remake de su cortometraje que hizo para Disney en 1984?
La historia es parte del magnífico comentario que Wright y Tarantino grabaron para el DVD/Blu-Ray de Hot Fuzz (2007), contada cuando estaban viendo la pelea final del filme, entre Simon Pegg y Timothy Dalton. Esa batalla ocurre en una maqueta a escala del pueblo de la cinta, por lo que Pegg y Dalton parecen gigantes que pelean en medio del lugar. Tarantino cuenta una idea que tenía para Kill Bill (2003/04); él realmente deseaba añadir un homenaje a otro tipo de películas asiáticas (aparte del kung fu y del anime): las grandes películas japonesas de monstruos o Big Giant Tokyo Monster Movies. Las grandes mentes piensan igual.
Quentin quería que The Bride y Elle Driver “tomaran una píldora para crecer 20 pies†y “tener su gran encuentro final entre el pueblo y destruir edificiosâ€. Hubiese sido genial pero Tarantino no pudo encontrar la manera de hacerlo “realista en el universo Kill Bill, no en nuestro universoâ€â€“ menciona, comentando que por el contrario, Wright sí pudo.
No queda claro si Wright ideó o no su escena como un homenaje a las películas japonesas de monstruos, sin embargo sí es claro es que ahora Tarantino puede estar celoso de Tim Burton también, ya que en la nueva Frankenweenie, el realizador de cintas como Batman (1989), pudo idear una forma realista (en ese universo, ciertamente) de tener no un personaje humano gigante sino ¡una tortuga haciéndose gigante!
Entonces, lo que hizo principalmente el corto original fue sorprender al público con su idea (la historia de Frankenstein a partir de un niño y su mascota). El largometraje, ahora que la idea ya es conocida por todos, es sobre la emoción de los personajes y, por supuesto, ¡esa tortuga gigante parecida a Gamera! Definitivamente la mejor o mejor dicho, la primera gran cinta de Burton desde Big Fish (2003).
25.10.12