por Paola Parra
Y hay un mundo que se derrumba ante las miradas ajenas, como un sufrimiento, una alegría, trabajo, devenir al final no visto. Las ruinas de algo que fue, que era. La memoria del pasado como un travelling concluyente que encierra un antes y un después. Todo esto mientras una niña baila su presente con acordes poperos y tarareos que desafían la tierra puesta a sus ojos como lo que no debió ser: la desgracia.
El perder todo y ganar, sin mirar lo ganado, aferrado el ser al recuerdo. Al llanto del bebé desprovisto de buena aventura, o el reniego floral de una alcohólica bailarina en aquel hospital de la mítica Yumen (vv.aa. 2013), ciudad fantasma retratada, cuya historia fue cimbrada por la repentina falta de petróleo en las profundidades de su tierra. Afectando lo anterior la forma de coexistir productivamente, y no viendo otra alternativa que la resignación, sus habitantes se desprenden de sus viviendas para buscar nuevas actividades de sustento. Primero emigran los hombres dejando a sus mujeres, que emplean su tiempo para perfeccionar el baile que las sustrae de la adversidad. Después quedará, poco a poco, sin rastro de actividad, ni hombres, ni mujeres, ni niños duermen o despiertan en Yumen. Ahora sólo quedan ruinas, usadas por una artista visual que encuentra los muros precisos para retratar, con trazo magistral, los rostros del abandono y el recuerdo, para que el espectador saldrá empapado de melancolía.
Original de Xu Routao, JP Sniadecki y Huang Xiang, este filme logra con reducidas, pero certeras introducciones voz en off extraer la historia de los restos. Los bailes en medio de las minas, a los costados de máquinas que trabajan sin sentido, la caminata cotidiana de un hombre que indaga entre los pavimentos lo rescatable, la mujer que adolece el destierro y las imágenes en los muros van dando al espectador las bases reconstructivas de lo que se pretende evidenciar. Rompiendo entonces con la forma tradicional de hacer y ver documentales, esta cinta logra traer a los ojos del mundo las memorias de una región para la mayoría desconocida, que algo tiene por contar. Además alcanza, como rescate histórico, transmitir nostalgia por lo que se revela ante la mirada.
Yumen, documental con tiente poético rodado en 16 mm y con 65 minutos de duración, exhibido previamente en importantes festivales de Cine (Festival de Berlín- Sección Forum Ampliado y Festival de Cine de Turín) llegó a México a través de FICUNAM.
27.02.13