por Silvestre López Portillo
Nosotros los Nobles (Alazraki, 2013) es una comedia que podría ser “Premio del público†en cualquier festival. Hay que agradecerle no sólo que sea divertida y que está en la posibilidad de meter a la audiencia al cine, sino que también está bien hecha, es fresca y nada pretenciosa.
En Nosotros los Nobles, Germán Noble (Gonzalo Vega en una gran interpretación) es un padre millonario, viudo, quien cae en la cuenta de que sus tres adorados hijos son unos vagos y están tirando tanto su fortuna como sus vidas a la basura. Con la ayuda de su compadre, Germán decide armar un plan para que los orgullos de su nepotismo crean que están en bancarrota y además buscados por la policía por fraude. Esto lleva a los Noble a refugiarse en una vieja casa propiedad de su abuelo y vivir la realidad de todos los días. Tendrán que salir y hacer lo que nunca en su vida habían hecho: trabajar.
Germán Noble es un personaje que a diario le prende veladoras a su esposa y se las da de padre atento y cumplidor, sin embargo está atorado en el luto y en el desconocimiento total de sus hijos. Quiere darles una lección de humildad cuando ni siquiera sabe sus enfermedades, habilidades y mucho menos pensamientos y sentimientos.
El hijo mayor es Javi (Luis Gerardo Méndez, llevándose la película en su mejor actuación), quien representa el estereotipo del mirrey. Trabaja con su papi tratando de sacar adelante una idea absurda de gasolineras a domicilio. Alazraki pone su mirada en Javi como una de las principales líneas de la historia, sus vivencias y cambios son más destacables que las de su otro hermano Charlie, el menor de los Noble, que representa el estereotipo del hipster y se acuesta con mujeres mayores –esta es la historia menos atractiva y de la que el director no se ocupa mucho. Finalmente tenemos a Bárbara (Karla Souza), la princesa de papá; Barbie es el otro hilo conductor de la historia, ya que se va a casar con un bueno para nada, quien con tal de quedarse con el dinero de la familia pone a todos en jaque.
Con estos personajes, Alazraki pone en la pantalla una serie de personalidades y sus transformaciones. Los Noble tendrán que aprender a vestirse, moverse, trabajar, y sobre todo, a re vivir sus vidas al igual que van reconstruyendo la vieja casa del abuelo que se convierte, sin duda, en otro gran personaje de la película.
La película está dirigida por el debutante Gaz Alazraki, quien toma la idea de Buñuel (y Luis Alcoriza) adaptándola a nuestro tiempo. Gaz no sólo sabe contar la historia, sabe perfectamente de lo que está hablando, ya que al igual que Buñuel, es de clase social alta, conoce la burguesía, su lenguaje y maneras de actuar.
Ambos directores critican a la clase burguesa desde adentro, saben de lo que están hablando, siendo esto un incentivo, sobre todo para un director en su ópera prima, porque le da seguridad y tranquilidad al manejar un tema perfectamente. Gaz no tiene ningún empacho identificándose con el tema –es más, lo muestra–, en particular con la historia del hijo mayor, quien trabaja en la agencia de publicidad de su papá (igual que el realizador lo hace en la de su padre, el gran y controvertido Carlos Alazraki, quien también tiene un pequeño cameo).
Nosotros los Nobles, está bien contada, funciona y es divertida. Puede ser, aunque usted no lo crea, una de las mayores pruebas para ver si el público acude a ver cine mexicano que le entretenga. Si no le va bien en taquilla, confirmo que ya no los entiendo ni sé qué buscan en cartelera, mucho menos qué buscan de su cine.