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Oblivion
por Fernando Bustos Gorozpe

Uno de los grandes temas de la ciencia ficción hollywoodense es sin duda el futuro a largo plazo como una distopía que exagera cualquier supuesto o hecho actual: robots, inteligencia artificial, clonación, alienígenas, meteoritos, etc. En este tipo de ciencia ficción irremediablemente algo falla hasta el punto de situar a la raza humana a punto de la extinción que siempre terminará salvándose gracias a algún envidiable soldado/policía norteamericano.Oblivion no es la excepción.

El proyecto corre a cargo de Joseph Kosinski quién antes de filmar Tron: Legacy escribió la historia de Oblivion para luego buscar una alianza con Radical Studio con tal de ilustrar su relato, llevándolo así al status de nóvela gráfica que ahora alcanza su culminación como película de gran presupuesto y con Tom Cruise, quien es uno de los más importantes íconos de la ciencia ficción actual, en su papel principal.

La temática de la película nos centra en el aƱo 2077, la Tierra se nos presenta como un terreno inhabitable donde la Luna ha sido destruída por alienígenas que intentaban apropiarse de nuestro planeta. La solución vino –curiosamente- gracias al uso de armas nucleares que sirvieron tanto para acabar con el enemigo como para volver el planeta un terreno inhóspito. Ahora la raza humana se ha mudado a Titán, una de las lunas de Saturno. El drama corre sobre el personaje interpretado por Tom Cruise, Jack Harper, una especie de marine con conocimientos de ingeniería y que vive en la Tierra sólo con la compaƱía de su colega y pareja Victoria (Andrea Louise Riseborough); ellos están al cargo de una operación que consiste en vigilar y proteger de cualquier ataque de ā€œlos carroƱerosā€ (alienígenas) a unas grandes máquinas que obtienen energía del mar para la población humana que vive en Titán.

En Oblivion se ve nuevamente ese paisaje apocalíptico que Hollywood se ha empeƱado en vender: los edificios más icónicos de EEUU destruidos pero no en su totalidad, esto como símbolo de esperanza que muestra que a pesar de las grandes catástrofes siempre quedará algo de sus gigantes edificaciones, las cuales fungen como emblema del espíritu nacionalista norteamericano que dice buscar la paz y la justicia. The Empire State Building, la Estatua de la Libertad y el estadio Metlife aparecen como elementos que contextualizan ese espacio lleno de arena como un New York extinto. Los monumentos norteamericanos como las reliquias a futuro de la civilización occidental.

Si algo vale la pena resaltar de la cinta son tres elementos: la buena fotografía realizada por Claudio Miranda (Life of Pi) con tomas panorámicas en un desierto que recuerda a Mad Max; el diseƱo moderno en cuanto al moviliario con la propuesta de casas situadas en las nubes y que, sin afán de sonar infantil, recuerdan a la torre de Karin de Dragon Ball; y el formidable soundtrack creado por el grupo de música electrónica M83. Fuera de lo anterior y del reconocimiento a Kosinski por la perseverancia y visión, la cinta es tediosa, pausada y sin diálogos profundos. Su momento climax no se da sino hasta la segunda mitad de le película cuando parece ya ser tarde para cautivar al espectador. Un trabajo que después de Tron: Legacy no cumple con las expectativas creadas ni con la acción prometida en el trailer.

La subjetividad y el problema de la memoria ligado a la genética funcionan como el tema de fondo de la película, pero parece que esto termina por diluirse tanto con la lentitud de la trama que apenas es aprehensible. Oblivion rescata (ĀæCopia?) tantos elementos visuales clichés de otras películas y videojuegos que esto terminará quitándole un lugar en el santuario de las grandes cintas de ciencia ficción al no poseer quizá uno de los elementos más entraƱables de este género: un mínimo de originalidad.

27.04.13

Fernando Bustos Gorozpe


@ferbustos

Filósofo. Especialista en nada. Profesor en la universidad AnÔhuac Norte. Colabora también en: La Tempestad, Nexos, La ciudad de Frente y Cuadrivio.

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