siguenos
La esposa prometida: Foro 33

En la tradición.

El primer largometraje profesional que una mujer dentro de la tradición judía ortodoxa de Estado de Israel dirige, se hace presente en el 33 Foro Internacional de Cineteca Nacional. Con toda la atención que un filme en este contexto merece, la cineasta lleva a cabo un testimonio sobre su cultura y su forma de vida, sin crítica y más bien con bastante reafirmación social, sin embargo esto la hace tan atrevida como por demás interesante: logra llevarnos a un lugar lejano, hermético, nos sambulle en un mundo poco visitado y logra dotarlo de voz y personalidad bien definida.

por Verónica Ramírez

Ganadora de siete premios de la Academia del Cine Israelí, Copa Volpi por mejor actriz en Venecia y representante de Israel en la pasada entrega de los premios Óscar, La esposa prometida (Lemale et ha´halal, Israel, 2012), corre a cargo de la primera mujer judía ortodoxa que se erige como realizadora: Rama Burshtein. Su acercamiento con la cosmogonía judía y su absoluta visión femenina dibuja, en esta su ópera prima, un trayecto cautivo y honesto, manteniendo la pureza del relato. Justo con el movimiento apastelado-luminoso, la estética del espíritu, de respiración lenta, es clara como un lienzo que apacigua la tormenta venidera.

El pasillo de cualquier tienda, de cualquier tarde en Tel Aviv. El susurro del aire que emanan unos labios rosados, fragancia nacarada adornando el menester oculto igual a un cuello suave, dos cejas salvajes enmarcan la mirada en el prospecto. ¿Un marido?, ¿un hombre?, ¿un destino? Una forma de vida que invita a conocer su espacio; preceptos con calma, con conquista seductora. Shira y la huella de dolor que se establece en la raíz del anunciado encanto que espera, pero sólo hallamos la muerte de la hermana mayor. El nacimiento de un significado suficiente como precedente de cambio en Shira: un bebe, su sobrino, el lazo absoluto de la familia.

La noticia de un futuro matrimonio del cuñado trasciende a la mente controladora de la madre para vincular a Shira con él, sin importar arrebatarle sus deseos efervescentes, fluctuantes del primer amor, todo para no perder al nieto. El planteamiento provoca confusión de ambas partes. Los sueños se transforman en deber, su negación es tan natural como la música. Acordeón pensante en la clase de pre-escolar, poderosa imagen sonora, lo que transita dentro de ella. Sus mejores palabras son silencios furtivos en el rugido de la pasividad del ritmo.

Contracciones emocionales, nupcias, conjugaciones armónicas que rompen al forzar la situación. Perder la culpa, ganar su punto de partida, así como los actos. Ambos son presos del camino correcto, sitio nodal donde comienza la culpa y atiende el deseo.

¿Qué pasa por la mente de Shira? Querer que las cosas fueran diferentes, negar el dilema que la agobia, la aceptación, ¿el sacrificio? Todos piden algo y quieren creer que hacen lo correcto. La aproximación de sus cuerpos, apropiarse de sus propias voces (aunque en apariencia sean semejantes a todos los demás), será el encuentro con su propia libertad y la verdadera fuerza, rendición violenta, calma, fulgor, belleza, risas enmarcadas por la seda del festejo que precede a la intimidad de dos vidas que se encuentran por primera vez, en cualquier habitación, de cualquier tarde, en Tel Aviv.


28.04.13

Veronica Ramirez


@vehuitz1
Realizadora, guionista lunar en el arte y oficio del movimiento.....ver perfil
Comentarios:
comentarios.