Una película mexicana se vuelve casi instantáneamente insulsa cuando en sus primeros minutos nos muestra a una puberta hablando con su madre y su tía sobre fiestas, raves, tachas y el enamoramiento adolescente. Esto es precisamente lo que hace Lluvia de Luna (2011), la más reciente obra de la directora Maryse Sistach (conocida principalmente por Perfume de Violetas, 2001); que apenas está por distribuirse comercialmente en nuestro país.
Con el inicio de la película es imposible no pensar que lo que veremos a continuación tendrá relación con todas esas series moralistas que abaratan la televisión nacional – luce poco interesante, y es tan común, ver la situación de la chica adolescente que gusta de salir a fiestas y por ende preocupa a su madre, quien ipso facto asociará fiestas=tachas. Sistach parece estar consciente y pronto decide darle otro enfoque a su película y no abordar una historia con toques moralistas. De hecho, decide matar a su protagonista (dicha adolescente de nombre Lisa – interpretada por Naián González), créanme, no es spoiler porque la película realmente empieza cuando sucede esto – eso sí, la escena tiene que ser una de las peores y más falsas muertes que el cine ha representado un los últimos años.
Entonces, Sistach tiene una nueva oportunidad: crear un drama poderoso (o doloroso, mejor dicho) sobre una madre (María Filippini como Ángela) que pierde a su hija. La directora parece que lo intentará, con algunas escenas que muestran el dolor de la madre y la tía, pero pronto queda claro su objetivo: crear una de esas películas que dejan pensante al espectador, que juegan mostrando imágenes que tal vez no son reales. Habrá que reconocer el deseo de la directora por hacer algo menos convencional, que parece salido de un sueño, y por querer que cada miembro de la audiencia una los hechos y tenga su propia conclusión.
Tal vez exista un concepto (con dos jóvenes, Lisa y Pablo, que estaban a punto de conocerse cuando la muerte se atravesó en el camino), o un simbolismo (con la madre, una cantante, que pierde su voz cuando su hija muere), pero la realidad es que Lluvia de Luna nunca logra atraparnos, nunca logra convencernos de que algo significativo está pasando, de que vale la pena observar a unos adolescentes odiosos fumar de su bong (o de algo parecido) porque detrás de lo que vemos en pantalla hay algo más.
En efecto, nunca deja de ser una cinta protagonizada por personajes jóvenes sin mucha inteligencia. Nunca deja de ser sobre amor y celos adolescentes, todo con actuaciones que pasarán al olvido. Es un intento completamente fallido, aburrido (sobretodo) y sin mucho sentido por ofrecer un producto complejo por el simple hecho de ir más allá de la narrativa tradicional.
06.05.13