por Luisote Isita
El silencio, dentro del cine y la música, han procurado siempre resaltar la sensibilidad dentro de una escena o un compás, y en el caso de Música Ocular (Cordero, 2012) este recurso se convierte en el puente entre el lenguaje visual y la sonoridad. Ésta es la primera película latinoamericana que se realiza para gente sorda, al mismo tiempo es el primer filme en México donde los protagonistas se comunican a través del lenguaje de seƱas.
La película se divide en cuatro partes, en cada una de ellas se presenta el cómo un grupo de jóvenes sordomudos de las costas de Oaxaca son invitados a participar en este proyecto donde realizaron sus propios filmes, a la vez que comparten un poco de su vida y sus sueƱos. Las historias emanan con libertad desde el interior de cada uno de los personajes, quienes al no tener ese contacto con el sonido, pueden ampliar sus límites para representar visualmente las emociones, dando como resultado una armonía estética.
El director, José Antonio Cordero, asegura que a través de la película ālas personas oyentes podemos conocer un poco del mundo y la percepción de los sordomudosā. El también realizador de Bajo Juárez, la ciudad devorando a sus hijas (2006) muestra, con claridad y sencillez, el mundo sensacional de aquellos que sin palabras deciden comunicarle sus ilusiones, a través de escenas que entretejen ritmos capaces de generar una melodía visual.
Si bien es cierto que el propio Cordero reconoció que el propósito de su cinta es despertar el interés por la forma en que ven el mundo las personas sordas, el mayor logro fue permitirles realizar sus propias películas, con las que logran representar el silencio a partir de elementos visuales. De hecho es acertado que ninguno de los participantes maneje un discurso referente a algún tipo de reivindicación de los sordos dentro de la sociedad, pues muchos de ellos se refieren orgullosamente a sí mismos como ādiferentesā.
El trabajo del cineasta es totalmente destacable, pues supo colocar adecuadamente las imágenes que se combinan entre la fantasía de los sueƱos y la autenticidad de aquellas vidas envueltas por el mutismo: āEl rayo es silencioso como la luna; más sólo el trueno es capaz de romperlo y hacer ruidoā, dice una niƱa a través de lenguaje de seƱas a su padre sordomudo. Es uno de los fragmentos de Beyond Silence (Jenseits der Stille, Caroline Link, 1996), que José Antonio Cordero retoma para sensibilizar al espectador sobre las dificultades que los sordos tienen para comunicarse.
Algunos documentales aparecen como citas en el filme para hacer referencia a una inquietud por el tema, por ejemplo El país del silencio y la oscuridad (1971) de Werner Herzog, y La vida callada (producción colectiva de Mil Ojos, 2007), entre otros.
El carácter imaginativo del cine mudo se cruza con la lengua de seƱas a través de un lenguaje completamente visual, ensamblándose perfectamente con la percepción de los sordos. Varios referentes de la historia del cine cobran relevancia en la película, Tiempos Modernos de Chaplin, o cintas como Tuyo es mi corazón (Notorious, Hitchcock, 1946) y Amor sin barreras (West side story, Wise, 1961), donde la mímica se acerca bastante al la lengua de seƱas.
Ya sea en la pantalla grande o en una pieza musical, los elementos de improvisación proponen un nuevo estilo, y particularmente en esta producción, se muestra la intención de explorar el cine con otro tipo de lenguaje. Risa y drama, sueƱos y realidades, ausencia del sonido y saturación del mismo, son elementos que prevalecen constantemente como estímulos a nuestros sentidos, provocando un contraste que equilibra la obra.
La singularidad de Música ocular, es el resultado de un interesante ejercicio que rescata las técnicas surrealistas del Siglo XX pero desde una perspectiva muy distinta, basada en un lenguaje visual poco habitual, que apuesta por sustituir las palabras con imágenes, para transmitir de una forma más contundente las emociones humanas.
25.06.13