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Ladrones de la fama a debate

Más pronto de lo que esperábamos, la cinta abridora de la sección Un certain regard del Festival de Cine de Cannes, The Bling Ring de Sofia Coppola, se estrena en la cartelera comercial mexicana y dos visiones femeninas van a la caza de esta reciente película.


...por ira hacia los dioses la Madre Tierra irritada, última hermana como dicen para Ceo y Encelado, la engendró, célebre por los pies y las alas veloces; monstruo horrendo, ingente, que cuantas plumas tiene en el cuerpo, tantos ojos en vela.

Virgilio.

Un debate entre mujeres…


Cuando la formula no funciona

por Arantxa Sánchez


De uno u otro modo, la fama lo es todo. Quien diga lo contrario, miente. El reconocimiento y la euforia que se mezclan con la adrenalina de tenerlo todo, ese todo que no sólo se traduce en bienes materiales, en cosas tangibles propias, sino en algo más interesante, más seductor, más embriagador: lo ajeno, la fama, el todo del otro.

Ladrones de la fama (The bling ring) de Sofía Coppola se produjo para ser la película de verano, esa combinación extraña entre el cine que pesa por el apellido del director y la apropiación de una taquilla por siempre paciente. Pero creo que el filme queda a deber. Ni Emma Watson, ni la temática, ni el apellido de la directora...

El mayor reto fue aceptado, Coppola abandonó su zona de confort en las películas con historias intimistas para adentrarse en los aparentes dramas de la superficialidad y el glamour: un grupo de adolescentes fascinados por robar las mansiones de las estrellas de Hollywood para crear a su alrededor toda una alegoría de triunfo y estatus.

Seis jóvenes, fiestas, drogas, el aburrimiento de los suburbios recompensado por el alcohol y la ropa de diseñador que, contrario a lo que podría creer de la directora estadounidense, se queda en un tratamiento ligero: elementos que permanecen sin amarrar, como si hubieran sido remachados con premura, un corte a créditos que deja un sabor amargo, un coitus interruptus.

Este tipo de relato fue explorado por Coppola con su proyecto anterior Somewhere (2010): una historia sencilla que es equilibrada por la fotografía realizada por Terry Stacey que remite a la calidez veraniega y apacible. Pero en esta ocasión, Coppola trata de acoplar elementos característicos de su cine (colores pastel, los diálogos naturales, los cortes a negro que avanzan despacio entre el trazado de la película y, en esta ocasión, la buena intensión de trazar un perfil cercano y complejo de los personajes) a un hecho real, que demandaba más consistencia.

Lo interesante en The Bling Ring pudo haber sido el tratamiento: el hecho mismo extraído de la realidad a través del articulo publicado en Vanity Fair, “The Suspects Wore Louboutins” escrito por Nancy Jo Sales, una mina de oro que gritaba ser explotada. Pero no, en esta película, Coppola parece incómoda, limitada, ausente: ÂżLas expectativas sólo fueron eso: expectativas?

Para muchos, el sueño húmedo de pubertad se cumplirá cuando vean a Emma Watson dejando atrás la capa de magia por un buen par de Vuitton. Y ese elemento es constante, la cuasi perfección de las protagonistas que usa Coppola como las adolescentes que aún están en la búsqueda de un mundo que se atreva a aceptarlas, ocultas en familias que desayunan y rezan, en mentiras piadosas y excesos con auras de inocencia. Pero hasta ahí. Es mucho pero Coppola ofrece poco.



Aunque las vírgenes se vistan de seda

por Josefina Gámez Rodríguez


Dos caras de la misma moneda: la dinastía Coppola vuelve a la taquilla con una severa reinvención de Vírgenes suicidas (1999)... Otra, porque desde Perdidos en Tokio (Lost in traslation, 2003) hasta Somewhere (2010) pareciera que un grupo de “vírgenes” resucitadas, una raza entera de las Lisbon, habita en los filmes de Sofía (¡incluso hasta en plena Revolución francesa!), que la cineasta rehace su ópera prima cada vez.

En Ladrones de la fama vuelve a la carga con su obsesión de adolescente (“mujer-niña, mi niña-mujer”, cfr. Ángeles azules) abandonada, pero ahora desde un ángulo exactamente contrario al abordado en 1999, pues lejos de la pasiva familia del suburbio donde no pasaba nada, el grupo de angelitas de las lomas de California son unas vehementes salvajes (mujeres-lobo y un hombrecito entaconado y muy emperifollado), insaciables de vacío, cuya unívoca pasión y pesadumbre es sentir que visten como sus grandes ídolos (chatarra de las páginas de “sociales”, puro lumpen aristócrata, ¡viva Dios que los hay!), y así verse en un espejo y reconocerse como ricos y famosos, todas unas celebridades pueblerinas introspectivas.

Ricos

La película está formada por dos cortometrajes ensamblados, a mi parecer. El primero, convulso en sus cámaras (y formatos de video) y montaje, nos expone la vidita sufrida de esa generación que va a la escuela –una hoguera de vanidades– como preámbulo de la fiesta únicamente; que ve en la fiesta un botín preciado, un estrado para exhibirse; que tiene al internet como una herramienta que facilita la locura que envuelve a todos; que siente a sus nuevas divinidades contrahechas (aquellos lumpen mencionados, Hilton et al.), como un renovado malestar cultural que “se cura” convidándose un rato sus vidas, sus lujos, su exceso que no cuesta nada ganar.

Famosos

El segundo corto, de estética neoclásica (encuadres exactos, ni un ruidito fuera de campo), que vive en Ladrones… trata del paso de esa pandilla virginal por el escarnio público, y en cuanto está a punto de tornarse una clásica película legal (que inexplicablemente encanta al gringo promedio), Coppola la detiene y sigue incidiendo sobre sus personajes absolutamente fuera de sí (“quiero ser una líder, y, por qué no, Presidenta de mi país”, dice el personaje de Emmita Watson en la antesala de su condena), devolviendo una calma formal inconexa con lo que en el interior de aquellos sigue erupcionando, aquel malestar del que son víctimas.


La única constante entre esas dos partes del largometraje: los padres zombis que ni entienden nada, pero que tampoco quisieran entender. Este filme no sólo desnuda a la generación que ha ido creciendo con este siglo, sino a los responsables de esa debacle: sus progenitores que se fueron cambiando de piel al mismo ritmo que Michael Jackson, yendo hacia la nada. Es, en ese sentido, un valioso testimonio para quien sabe acercarse a un salón de la high school waspi y no se quiere tropezar.


30.07.13



Mr. FILME


@FilmeMagazine
La letra encarnada de la esencia de F.I.L.M.E., y en ocasiones, el capataz del consejo editorial.....ver perfil
Comentarios:
31.07.13
Tomás dice:
Bastante floja la pelícua y aunque me dijeron que en esta revista no les gustan las estrellas, le doy un 7 de 10.
comentarios.