por Arantxa Sánchez
Es difícil escapar a lo que toca vivir, el destino pesa. Nadie pregunta. Si hay oportunidad de escapar, de dejar todo atrás para evitar la desgracia o aceptar la fortuna en una nación que se tambalea, necia, orgullosa, fiel e incondicional a sus creencias, simplemente se toma; una nación que se hunde, el nazismo que importa y Lore: la chica que tuvo que sobrevivir.
La directora australiana Cate Shortland sorprende con Lore (2012): sencillez, crudeza y belleza entrelazados en una historia familiar que ejemplifica ese otro lado de aquella nación alemana que tuvo que soportar el fracaso y la humillación después de perder la Segunda Guerra Mundial y la eventual caída de Adolf Hitler.
¿Otra historia de dictaduras, otro drama lacrimógeno sobre las injusticias sociales? No. Shortland escapa de la amplia documentación sobre este suceso histórico para acercarnos a la vida de Lore (Saskia Rosendahl): la clásica chica alemana de los años cuarenta orgullosa de su origen, de su nación, de su futuro que, de manera abrupta, tendrá que olvidar. La chica perderá la vida idílica para afrontar los embates de la vida.
Este segundo largometraje de la directora australiana camina con un ritmo intenso, cargado de emociones que oscilan entre la inocencia y la perversidad de una sociedad que se cae pedazo por pedazo. Las acciones misteriosas y extrañas de los adultos reinciden en quienes sólo piensan en jugar con soldaditos de plomo y vestidos almidonados.
Así, se toma como pretexto el caótico contexto social para rehacer la mirada sobre lo que pasó después de la caída del Tercer Reich: violencia, pobreza, egoísmo, soledad y desesperanza. Pocas narrativas presentan de manera tan sincera la perspectiva de los que simplemente quedaron en medio de la disputa por el poder: una odisea que recorre zonas destrozadas, inmersas en el descontento y el abuso: ¿cómo sobrevivir?
Por supuesto, la película es más que eso. Un hibrido que asimila imágenes bien cuidadas con la fotografía del australiano Adam Arkapaw y la música del reconocido compositor británico Max Richter, quienes añaden y reafirman las atmosferas en una historia llena de imprevistos. Lore es la adaptación del libro The Dark Room de Rachel Seiffert, una adaptación que estructura una obra audiovisual contundente, que propone un análisis interesante sobre la otredad y la sobrevivencia.
¿Cómo se ve al otro? ¿Cómo ese otro ve lo demás? Estas experiencias son fundamentales y la inexperiencia de Lore quedará en evidencia al conocer a Thomas (Kai-Peter Malina), un joven judío, misterioso y solitario que, al parecer, emprende el mismo camino de los cinco hermanos por sobrevivir.
La tensión psicológica los personajes es un estira-y-afloja, un juego casi perverso que atrae irremediablemente al espectador: ¿cuál será el límite? El golpe violento de la pérdida de la ideología, el desgaste, la compasión: quizá sea una versión fresca del dramatismo más virtuoso que se aleja de los estereotipos para plantear preguntas interesantes sobre cómo nos relacionamos, cómo se experimenta la confusión, la sexualidad insípida, la dependencia, la testarudez, el asco y el miedo.
Ambientes bien pensados, bien recreados con el vestuario y la dirección de arte, cualidades que se reafirman con una cámara incomoda que va de los planos subjetivos a los primeros planos que sugieren, una y otra vez, que algo está a punto de colapsar. El reacomodo mundial no sólo estuvo en la división de territorios y las relaciones diplomáticas, el reacomodo fue, tal y como lo plantea Shortland, a un nivel más insondable, más personal, más cruel.
La confusión de un país entero es expresado en la travesía de estos cinco niños que tendrán que cruzar fronteras físicas y traspasar límites emocionales para lograr subsistir a un ambiente adusto: la madurez obligada, la separación y el enojo contenido con actuaciones sobresalientes, creíbles, que logran esa incomodidad y pesadumbre en el público.
El recorrido ha sido fructífero y prometedor: la película se estrenó en 2012 en el Festival Internacional de Cine de Locarno donde ganó el premio Piazza Grande-Prix du Public UBS; pasó por la selección oficial del BFI London Film Festival; premiada en el Festival Internacional de Cine de Estocolmo con cuatro reconocimientos incluyendo el Caballo de Bronce a la Mejor Película, y ahora llega a México gracias a la 12 Semana de Cine Alemán.
Lore es un filme sobre ese destino que nadie quiso, el hambre que nadie esperaba, la tristeza que se adhirió, la inocencia que se desvaneció. Una propuesta atractiva para no perderle la pista al trabajo de la directora australiana.
30.08.13