por Julio César Durán
Un disco de acetato en constantes revoluciones. Movimientos lentos, regulares, cadenciosos. Tras los créditos de inicio que no prometían mucho con anacrónica tipografía del gótico, nuestras miradas quedan atrapadas por un LP girando, mismo que pone a la cámara a girar también mientras se toma todo el tiempo del mundo para presentarnos a los protagonistas del filme. Claro, son inmortales, entonces sí tenemos todo el tiempo que queramos.
Poco más de dos horas después, tras una larga pero hermosa conclusión, llegamos a darnos cuenta de algo importante, la cámara de Jim Jarmusch acaba de mordernos y somos ahora unos vampiros; la gran pantalla, o lo que ocurre dentro de ella, es la sangre que nos llama. Only lovers left alive (2013) es en sí misma, toda la obra, un latido de corazón, una constante y rítmica llamada para nuestra nueva naturaleza. El público huele, escucha, siente la circulación de la sangre en la forma de la película y la busca, ahí se encuentra el punto fundamental de esta pieza.
Jim Jarmusch continúa con un perfecto record de bateo y, haciendo memoria por los filmes que entrega a cada tanto, pensamos que hasta ahora no ha bajado la guardia, ni mucho menos. La más reciente obra del realizador oriundo de Ohio, presentada en la “Cult Gala” del pasado BFI London Film Festival y que pudimos ver también dentro de la selección oficial del Festival de Cannes, nos pone dentro de un episodio en la vida de dos eternos amantes: Adán (Tom Hiddleston) y Eva (Tilda Swinton), una pareja de viejos vampiros que tras un largo periodo separados se reúnen de nuevo para compartir el tedio de la existencia. Paradójicamente, tras los malos pasos que el tema en el celuloide ha dado en los últimos años, tenía que llegar un realizador alejado del cine de género para resucitar al vampiro.
Jarmusch está creando desde el cine narrativo, por supuesto, pero va más allá de relatar una historia y se centra no en ello sino en las sensaciones y experiencias que van a causar los pensamientos de los personajes. Acá no hay conflictos dramáticos a resolverse, no existe un arco dramático como al que nos tiene acostumbrados el “cine veraniego”; la película contiene más un ensayo que un argumento. Only lovers left alive es la manera perfecta en que el rock, el mundo vampírico, los psicotrópicos y la literatura tenían que unirse en el séptimo arte.
La eternidad parece ser demasiada para estos enamorados que hacen referencia al mito de la creación judeocristiano. Adán es un rockstar deprimido, un ermitaño que no quiere lanzar más discos y se encuentra recluido en un olvidado suburbio de Detroit (tal vez vecino de Sixto Rodríguez); Eva es más hedonista, vive en la célebre ciudad marroquí de Tánger, históricamente punto importante de unión entre Europa y la cultura del Oriente Medio; ambos son no-muertos adaptados a la vida contemporánea con pocos problemas para conseguir sangre, evitando encuentros desafortunados con zombis (irónico mote que los vampiros le ponen a los humanos) gracias a su confiables dealers (el Doctor Watson, por ejemplo, interpretado por Jeffrey Wright). Precisamente esta “historia de amor cripto-vampírica” –como la llama el mismo Jarmusch– va a intentar significar un peculiar encuentro entre el mundo occidental y el mundo árabe, una mezcla de texturas y colores representativos de ambas culturas, desde su música popular contemporánea, hasta sus referencias históricas.
Muy cerca del cine de terror existencial como Martin (George A. Romero, 1978) o The Hunger (El Ansia, Tony Scott, 1983), la película de Jarmusch es un ejercicio de cine sin conflicto que toma del cuello y no suelta, es un punto de inflexión en el subgénero de lo no-muerto, en este caso el atractivo arquetipo del vampiro, con una estilización increíble a la que nos tiene bien o mal-acostumbrados este director, mezclada con bastantes citas históricas, literarias –el personaje/homenaje al genio del teatro isabelino, Christopher Marlowe, interpretado por John Hurt, por mencionar sólo una– y también al rock music (como le dicen los angloparlantes). No hace falta decir que la palpitante Only lovers left alive no decepcionará a ningún entusiasta de Jim Jarmusch y que capturará a los amantes del diseño de producción, sin olvidar a los melómanos.
04.11.13