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La democracia en medios de #YoSoy132

por Daniel Cubría

El martes pasado (18 de septiembre) presentamos un documento en el que se explicita el origen y los objetivos del Grupo de Democratización de Medios de Comunicación de #YoSoy132, conformado por miembros provenientes de distintas asambleas y contextos. El documento está pensado para esbozar, en términos muy generales, el diagnóstico y las inquietudes de un conjunto plural de personas conformado por miembros de tan variadas universidades. La intención de la presentación fue abrir el espacio de discusión y entablar un diálogo con la sociedad de tal manera que el tema vuelva al centro del debate que inició hace tan sólo unos meses con el surgimiento del movimiento, y se convierta en algo más que la propuesta del 132 o la de otras organizaciones ciudadanas que desde hace años son el principal frente de esta demanda; que el tema adquiera importancia para los jóvenes y la sociedad mexicana.

Uno de los principales ejes de lucha del movimiento es el que corresponde a la democratización de los medios de comunicación. La crítica que se hizo (y que todavía se hace) a la candidatura de Enrique Peña Nieto y el propósito de nuestra mesa tienen la misma preocupación: la concentración de poder que tienen los medios más fuertes del país. No es cosa menor, ante la falta de pluralidad de voces en la televisión –que es el medio con mayor penetración del país– ¿quién está para dar una versión distinta a la que presenta el ya casi constituido monopolio de Televisa y Tv Azteca? Su poder es descomunal. Hacen falta otros actores que cuestionen y pongan a prueba los contenidos de estas dos empresas, un contrapeso que limite su discrecionalidad.

Los medios tienen una enorme responsabilidad en las democracias modernas: son los canales a través de los cuales fluye la información y la agenda pública de un país; mientras más grandes y concentrados están, más posibilidades tienen de ejercer poder, y con ello viene también la posibilidad de hacer daño. No sorprende, por ejemplo, que Televisa hace apenas unos años estuviera tan cerca de aprobar casi enteramente una ley, que dotaba de poderes inmensos a los actuales concesionarios de televisión abierta, a tal punto de asegurar la concesión de manera prácticamente permanente para las dos únicas cadenas televisivas. El suceso amenazó con perpetrar las desigualdades de una sociedad que todavía dista mucho de una democracia plena. Por eso es importante que los ciudadanos estemos atentos e involucrados con la utilización que hacen los empresarios de los canales comunicativos.

Pero más allá de las cuestiones técnicas, la necesidad de más actores en el terreno de la radio, la televisión y las telecomunicaciones es casi cuestión de aritmética: un país tan diverso y tan rico como México difícilmente puede ser encarnado sólo por dos cadenas televisivas. Hay un infinito número de voces que no están siendo escuchadas: grupos comunitarios, sociedad civil organizada, grupos indígenas, grupos de protección y promoción de derechos humanos; voces ajenas a los partidos políticos, voces públicas y privadas en los estados de este país tan concentrado en el Distrito Federal. Los medios de comunicación son una excelente herramienta que puede servir para atender un sinnúmero de necesidades de la vida diaria del ciudadano.

La concentración de medios en una democracia constituye un obstáculo para la misma democracia. Por ello es necesario transitar a un sistema en el que la formación de la opinión pública no se concentre en un monopolio mediático, sino que se abra a la presencia de nuevos actores privados que reporten perspectivas distintas. Una democracia que permite el libre flujo de la información es una que oxigena su pensamiento constantemente y posibilita una mejor toma de decisiones. Para eso está la libre competencia, que da pie a la exposición y el esclarecimiento de argumentos que de otra manera no podrían ser explicitados: al final, quien sale ganando es siempre el ciudadano que se informa.

Sin embargo, nosotros consideramos que la democratización de los medios pasa no sólo por apertura a la competencia en el sector privado, sino que requiere la creación de otro sector que incluye actores que funcionan con una lógica distinta a la económica. Por ello proponemos el desarrollo de los medios social-comunitarios. Es en este sector donde las voces que han sido excluidas del escenario mediático hasta hoy podrán cobrar vida, permitiendo una participación mayor de la sociedad. Los nuevos medios social-comunitarios, al desarrollar sus programas bajo sus circunstancias particulares, alejados en cierta medida de la lógica del rating y del lucro, permitirá a la sociedad acceder a otro tipo de contenidos y perspectivas los hechos.

En ningún momento hemos sostenido la idea de que el Estado deba regular o controlar contenidos. Este movimiento nació rechazando la censura y de ninguna manera pretendemos propiciarla. Creemos, por el contrario, que con la apertura a la competencia y el desarrollo del sector social, los nuevos actores mostrarán nuevas versiones de la realidad, distintas a las que son controladas por el monopolio mediático. Nuestra propuesta pretende limitar el desmesurado poder del actual monopolio televisivo, fortaleciendo la competencia, el sector público, y desarrollando el sector social-comunitario. Queremos más libertades y más voces, no más restricciones. Sostenemos que de permanecer el estado actual, las grandes televisoras seguirán construyendo la realidad a través de discursos únicos que carecerán de contrapeso alguno.

Entendemos también que los medios privados tienen todo el derecho de entrar en la arena pública expresando la postura política que deseen, pero creemos que es importante que ésta sea explícita. Los medios privados tienen derecho de transmitir y difundir información con la opinión que tengan de los hechos, pero creemos que la sociedad es quien pierde cuando sus opiniones no son lo suficientemente transparentes como para evitar las nocivas consecuencias del sesgo informativo: pensar que los medios masivos siempre reportan la única versión posible de la realidad.

Es importante tener claro que la propuesta que presentamos son sólo los “Ejes para la democratización” (el texto completo puede encontrarse en este link), siendo la parte general del proyecto. El siguiente paso será publicar el Documento de Exigencias Mínimas, en el que precisaremos la parte general y mostremos de manera puntual los aspectos que consideramos el piso mínimo para cualquier cambio que pretenda democratizar el sistema de medios de comunicación. Una vez expuestas las exigencias mínimas, presentaremos la propuesta final del grupo.

Invitamos a la sociedad, a los especialistas, medios de comunicación y demás interesados, a participar con nosotros y a criticar y discutir nuestra postura. La democratización también pasa por la deliberación de las ideas de manera horizontal. Nuestro grupo permanece abierto.

Contacto con el Grupo de Democratización de Medios de Comunicación de #YoSoy132: twitter: @YoSoy132_DM, o vía e-mail: democratizacion132@gmail.com

23.09.12

Daniel Cubría


@danielcubria
El maestro Cubría es activista y estudiante de Ciencia Política en el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Le gustan el cine y el queso de cabra.....ver perfil
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